Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

sábado, 15 de marzo de 2014

Yo también me llamo Indoamérica. Por Katherine Castro


Muy orgullosos, les presentamos un artículo preparado por la talentosa joven intelectual Katherine Castro, ponente en la tercera sesión de What´s APRA, , respecto a la nomenclatura de Indoamérica. ¡Surgen nuevas pensadoras!

YO TAMBIÉN ME LLAMO INDOAMÉRICA

Katherine Castro

Ponencia presentada a la Tercera Sesión del Módulo 1 de What’s APRA: “Aprismo e Indoamericanismo”.

*****

Y me pregunto: ¿Cuántas veces hemos dicho llamarnos latinoamericanos? Sin ni siquiera tener el pleno conocimiento de lo que la palabra implica. Y cuántas veces durante las clases de colegio hemos usado términos como: Iberoamérica, Hispanoamérica, Latinoamérica y hasta tal vez raramente Panamérica. Términos usados frecuentemente sin ni siquiera habernos tomado el tiempo de “averiguar” qué hay detrás de cada uno. Al hacerlo nos daremos cuenta que no son meras nominaciones porque detrás de cada palabra hay una razón histórica, étnica, espiritual y política. Y es que no se trata de una disputa de palabras sino de un esfuerzo por esclarecer conceptos mediante el análisis.

Víctor Raúl Haya de la Torre nos muestra una interesante propuesta, ante la discutida problemática que ha tenido nuestro continente en cuanto al nombre que en justicia le pertenece, partiendo de lo que es Integración Continental y es así como lo llama INDOAMÉRICA.

Pero, ¿qué sucede con los otros términos que se nos han adjudicado a lo largo del tiempo? Pues bien, a continuación sabremos por qué debemos diferir de aquellos identificando detrás de cada uno las distintas concepciones:


Hispano o Iberoamérica. Ambos preconizan la prevalencia de España y Portugal, proponiendo lo Ibérico como tradición y como norma,  y eso nos hace recordar que nuestra historia no comienza con la conquista europea del s. XVI. Además son denominaciones excluyentes de países como Haití, las Guyanas y diversas islas caribeñas, donde se habla inglés, francés y hasta holandés. Por tanto, ambos términos son sinónimo de Colonia y tienen significados preteristas ya anacrónicos.

Panamérica y su derivado Panamericanismo. Ha sido en su origen la expresión de la política de la “Diplomacia del dólar”, sepultada por la política del “buen vecino”- presidida por Franklin D. Roosevelt –que tuvo su época y su auge y que debe ser reemplazado por algo más democrático y eficiente– y que proviene de los esfuerzos afanosos de hacer que nos confundamos dentro del  gran Imperio americano del Norte. Vemos pues que Panamericanismo es confusionista, que infiere tutoría y desequilibrio basado en el desdén de los fuertes y el resentimiento de los débiles. Por tanto Panamérica es igual a Imperialismo.

Latinoamérica. Es un término más amplio y más moderno que corresponde al siglo XIX, Es “más inclusivo” por abarcar lo español, lo portugués y hasta lo francés. Lo “latino”, además, es referido para los que hablan lenguas romances –derivadas de la fusión con el latín del antiguo imperio romano–, y sería ilógico pensar que los indígenas y los afroamericanos sean de origen latino. Alude también al tronco latino de las razas ibéricas y lenguas castellana y portuguesa; al mismo tiempo reconoce la influencia espiritual de la cultura renacentista –particularmente francesa– tomando en cuenta también el valor jurídico y político de las teorías democráticas, inspiradas en la Revolución francesa, que dieron rumbo a la victoria republicana de la Independencia.

En cambio INDOAMÉRICA no sólo es cuestión de semántica circunscrita sino también de historia, por ello su elevada interpretación política es sencillamente una: semántica histórica. La primera objeción que tuvo fue el argumento de que los indios puros son minoría en nuestro continente, sin embargo, lo que no entendían es que Indoamérica es considerada como un todo por tanto lo indio es mayoritario porque no se trata del indio puro en exclusividad sino también del mestizo.

Entendamos sin ligerezas que hablamos de un término panorámico, más amplio, porque entra más hondamente en la trayectoria de nuestros pueblos. Comprende así la Prehistoria, lo indio, lo ibérico, lo latino, lo negro, lo mestizo y por qué no decirlo: somos esa “raza cósmica” de la que nos hablaba José Vasconcelos, refiriéndose al mestizaje que representamos muy flagrantemente; porque somos, al fin y al cabo, una aglomeración de todas las razas sin distinción alguna que buscan construir una civilización digna de un destino común de la humanidad entera.

Indoamérica viene a ser un nombre de reivindicación de lo que somos verdaderamente, es una afirmación emancipadora que busca una definición nacional. Por tanto que no nos cause vergüenza llamarnos indoamericanos, porque lo somos: “Reconozcamos que en el corazón del continente, como en el corazón de cada uno de sus habitantes, está lo Indio y ha de influir en nosotros aunque se perdiera en la epidermis y el sol se negara a retostarla”, decía afanosamente Haya de la Torre.

El papel de nosotros será entonces velar por aquel pensamiento vivo y vigente que nos atribuye esa enorme responsabilidad de difundir el significado de lo nuestro, de lo que nos pertenece por inherencia: Un amor y profundo respeto a nuestra Patria Grande que lleva consigo múltiples matices de pieles, de costumbres, de folclore, de vivencias, de nuestro día a día; a los cuales debemos actuar sin carecer de conciencia indoamericana e integracionista por un bien tuyo, un bien mío, un bien de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario