Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

miércoles, 12 de junio de 2013

Francisco Antonio de Zela el precursor. Por Luis Zaldívar

La gesta de Farncisco de Zela y los hermanos Paillardeli en Tacna están de aniversario este mes de Junio. Aquí la historia de porque en el sur del Perú calaron las ideas de la emancipación más temprano que en otras partes y cómo resultó este primer acto revolucionario de la América morena:

Avanzando el siglo XVII la zona de Tacna y Arica destacó por su cultivo de vid y por la producción de vino. Las haciendas vitivinícolas hicieron de San Pedro de Tacna el punto de partida y llegada de largas recuas de llamas de carga empleadas para transportar vino hasta Oruro y La Paz. El cercano puerto de San Marcos de Arica cobró también importancia por el mismo motivo. Hacia finales del siglo XVII, la prosperidad de los productores de vino causó una gran afluencia de metal precioso. A esto se sumó que la ruta de La Paz a Tacna era la más idónea para concentrar los tributos provenientes del altiplano para que luego puedan ser embarcados a Lima. Se hizo indispensable establecer en esa zona una callana para fundir moneda. Primero fue establecida en Arica, pero el acecho de piratas ingleses y holandeses obligó, en 1718, a trasladarla a Tacna. Que se establezca en San Pedro de Tacna la casa de moneda y las Cajas Reales significó dar a esta localidad una gran importancia política, económica y administrativa en esa zona del virreinato.

En 1777, la zona altiplánica del Collao (Puno y el Alto Perú) fue incorporada al virreinato de Buenos Aires, privando a Tacna de la importancia comercial y administrativa que disfrutó desde 1718. Aunque Puno fue reincorporada al virreinato peruano en 1796, no pudo recuperar el alto nivel de intercambio con el altiplano que tuvo pocos años antes. El comercio tacneño quedó eclipsado por el apogeo comercial del puerto de Buenos Aires. La decadencia de los negocios y la falta de atención del virreinato a las necesidades de la región, fueron el cimiento de un creciente descontento hacia la dominación española. Por esta razón hubo en Tacna una gran difusión de las ideas emancipadoras. Y si bien eran pocos los negocios con el altiplano y el Tucumán, hubo un buen número de viajeros que difundían las nuevas ideas de independencia y libertad que se discutían apasionadamente en Buenos Aires.

Estas nuevas ideas desembocaron en dos acciones insurreccionales: la de Francisco Antonio de Zela, el 20 de junio de 1811; y la de los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelli, el 3 de octubre de 1813. La acción de Francisco Antonio de Zela fue el primer grito de la emancipación del Perú, diez años antes de la proclamación de la independencia del 28 de julio de 1821.

Dos importantes esfuerzos incurreccionales contra el dominio español fueron protagonizados
por el pueblo tacneño. El primero de ellos tuvo la conducción de Francisco Antonio de Zela y Arízaga
—Francisco Solano de Zela y Arízaga según documenta el historiador Rómulo Cúneo Vidal—, nacido en Lima en 1768 pero residente en Tacna desde 1784, donde hizo carrera como funcionario ensayador de la Caja Real de esa ciudad. Su inquietud independentista se vio fortalecida por la presencia de propagandistas de la causa libertaria enviados a Tacna por el caudillo rioplatense Juan José Castelli, entonces presente en el Alto Perú. Zela reunió un importante núcleo de patriotas para realizar una insurrección el 20 de junio de 1811, calculando que el ejército argentino, en ese momento listo para cercar Puno, respaldaría su iniciativa.

El movimiento insurgente tacneño cumplió el plan acordado. El 20 de junio fueron tomados los cuarteles y Zela asumió el control de Tacna y Arica, obteniendo respaldo en Tarata, Sama, Locumba e Ilabaya, sin saber que ese mismo día los argentinos habían sido derrotados por las fuerzas del virrey en Guaqui, frente al lado Titicaca. Al cuarto día de la toma de Tacna y Arica, mientras organizaba la defensa de la provincia, Zela cayó severamente enfermo y algunos de sus lugartenientes se desmoralizaron al saber las infortunadas noticias provenientes del altiplano. Una delación permitió la captura del caudillo y sus principales seguidores. Hubo penas de cárcel para los colaboradores más cercanos de Zela pero este último fue condenado a muerte. Tras una esforzada y habilidosa defensa librada ante la Real Audiencia por José Gerónimo de Vivar, se logró trocar la pena máxima por 10 años de reclusión en el castillo-prisión de Chagres, en la costa caribeña de Panamá. Zela fue conducido a ese presidio en 1815 y allí murió el 18 de julio de 1819 por las condiciones insalubres de su cautiverio.

El breve, poco afortunado, pero inmensamente significativo acto insurreccional de Francisco de Zela contra el poder español, será motivo de un estudio aparte. Por el momento basta señalar que su ejemplo fue continuado en la forma de un segundo esfuerzo insurreccional por los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelli el 3 de octubre de 1813.

Los hermanos Paillardelli habían nacido en Marsella (en 1785 y 1781, respectivamente), pero eran residentes en el Perú desde 1804. Ambos siendo oficiales del ejército realista tomaron contacto con el general rioplatense independentista Manuel Belgrano. Ganados a la causa emancipadora y deseando continuar el esfuerzo rebelde de Francisco de Zela, organizaron desde Tacna un movimiento rebelde que debía insurgir simultáneamente en Arequipa, Tacna y Tarapacá el 3 de octubre de 1813. Ese día lograron tomar el control de Tacna y Arica con nutrido respaldo popular. El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, envió una expedición militar contra los rebeldes. Éstos, que apenas sumaban 400 voluntarios mal armados y sin experiencia militar, ofrecieron batalla a los realistas en Camiara, el 31 de octubre, sufriendo una contundente derrota. Tras el descalabro, los hermanos Paillardelli y sus principales colaboradores se vieron en la necesidad de ocultarse. Enrique se unió al ejército rioplatense en cuyas filas murió heroicamente en 1815. Juan Francisco se mantuvo en la clandestinidad al servicio de la causa emancipadora. Con la llegada del Ejército Libertador de San Martín en 1820, Juan Francisco Paillardelli se presentó como voluntario, ejerciendo desde entonces la carrera militar en el ejército peruano. Murió en 1858.