Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

jueves, 21 de mayo de 2015

La protesta popular del 23 de mayo de 1923 y las Universidades Populares "Gonzalez Prada". Por Hugo Vallenas

Durante los primeros años de la década de 1920, las luchas sociales produjeron en el Perú un interesante fenómeno cultural: la universidad popular, creada, organizada y desarrollada por los propios trabajadores, con apoyo de los estudiantes universitarios. Se fundó en 1921, como prolongación de la unidad de obreros y estudiantes de Lima y Callao que permitió la obtención de la jornada de ocho horas en enero de 1919. La finalidad básica de la universidad popular era aportar a los obreros conocimientos sobre cultura general y sobre sus derechos.

Desde 1922, el movimiento adoptó un nombre plural –las universidades populares–  y llevó el nombre del animador literario del anarquismo peruano Manuel González Prada. Al año siguiente unió las más avanzadas expresiones de renovación e inquietud cultural de la juventud tanto limeña como provinciana en la revista Claridad. En mayo de 1923, las UPGP condujeron una formidable protesta en defensa de la libertad de cultos. Después de octubre de 1923 su actividad quedó debilitada por la represión del dictador Leguía y la ausencia forzosa (detención y exilio) de su principal gestor y animador, Víctor Raúl Haya de la Torre


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miércoles, 6 de mayo de 2015

APRA Continental: 91 años del hito fundacional. Por Hernán Hurtado Castro

Haya entrega bandera indoamericana a la Federación de Estudiantes de México
Cuando se construyen movimientos sociales con cimientos bien logrados, viven mucho tiempo y trascienden en la historia. Hace 90 años un joven Haya de la Torre, dirigente universitario, fue deportado a Panamá y recibido por Alberto Luis Rodríguez, Presidente de la Federación de Estudiantes Panameños y una delegación de universitarios, luego escaló en Cuba y fue recibido por José Antonio Mella, presidente de la Federación de Estudiantes de Cuba, e invitado a la Universidad Popular José Martí,-así es, el mismo modelo de la Universidad Popular González Prada (UPGP)-, a compartir sus experiencias y promover la unidad de estudiantes y obreros del continente. De esta forma el 16 de noviembre de 1923 desembarca en México para inmediatamente contactarse con el destacado político y educador José Vasconcelos (Oaxaca, 27 de febrero de 1882 - ciudad de México, 30 de junio de 1959)  para colaborar en la Secretaría de Educación,-digamos el Ministerio de Educación-, en la edición de obras de literatura y en la promoción del arte y la cultura como por ejemplo las obras murales de Diego Rivera. La amistad con Diego Rivera apunta varias anécdotas como el homenaje a Zapata en Cuatla y el exacerbado discurso del general Plutarco Elías Calles, en ese momento candidato oficial a la presidencia, que le pudo costar hasta la vida “¡El programa agrarista de Zapata es el mío!” en un contexto donde se pretendía negar la vena zapatista[1].

La revolución mexicana y la reforma agraria inspiraron el pensamiento político de Haya de la Torre que germinó junto a intelectuales y artistas como Diego Rivera, Carlos Pellicer, Jaime Torres, Salvador Novo, Antonio Caso, Daniel Cosío, entre otros.

Tortilla, mezcal y tequila

La agitada agenda del colaborador de José Vasconcelos le permitió ganarse un espacio entre estudiantes y académicos que retroalimentaban la idea de una América unida y justa. Aquel México dio gravitantes insumos, como la idea de la raza cósmica de Vasconcelos,  y el clima de discusiones, publicaciones y afanes por empezar “a organizar colectivamente la conciencia política del continente, frente a su problema central: la integración”, diría Haya de la Torre.

Miércoles 7 de mayo de 1924: El Discurso y la bandera indoamericana

La Federación de Estudiantes de México había elegido a su nuevo Presidente y la transferencia del cargo estaría a cargo de Haya de la Torre e implicaba una elaborada ceremonia en el Salón de Actos del Museo Nacional de México con la presencia de las principales autoridades del país[2] como la presencia de Pedro Caso, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, y algunos ministros y representantes del Gobierno. José Ceniceros[3] le alcanzó a Haya de la Torre el detalle de la bandera indoamericana para el desenlace de un sustancial discurso dirigido a la juventud del continente,  que sería hito fundacional y simbólico de la Alianza Popular Revolucionaria Americana resumida tiempo después en  “Por el Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales, Contra el Imperialismo. Y por la Justicia Social”.

Más allá del brillante discurso, el acto fue guiado por la urgencia de la acción frente al acoso y amenazas del imperialismo yanqui en Panamá, Nicaragua, Cuba y el resto del continente. Leit motiv en el que comulgaron los fundadores APRA en el destierro, persecución y martirio.






[1] Francisco Pineda refiere la anécdota entre Rivera y Haya de la torre, al pie de página lo señala como “Político peruano socialdemócrata refugiado en México, donde fundó el APRA el 7 de mayo de 1924”. En  “Operaciones del poder sobre la imagen de Zapata, 1921-1935”.
[2] Percy Murillo relata y apunta datos de la simbólica jornada del nacimiento del APRA. En: “Historia del APRA 1919-1945”. Capítulo II: La Fundación del Apra” pp. 51 – 54.
[3] Luis Alberto Sánchez describe a José Ceniceros como uno de los incitadores a que Haya de la Torre conduzca una cruzada continental y quien le entregara la bandera indoamericana que había confeccionado su novia. En: “Haya de la Torre y el Apra” pp. 150.

lunes, 4 de mayo de 2015

91 Aniversario de la fundación del APRA

1924 - 7de mayo – 2015


El 7 de mayo de 1924, en el Salón de Actos del Museo Nacional de México, el presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, Víctor Raúl Haya de la Torre, entonces exiliado por la dictadura de Leguía, entregó al recién elegido Presidente de la Federación de Estudiantes de México, Lelo de Larrea, una bandera roja con la silueta del continente indoamericano en oro.



Al momento de entregar dicha bandera, mediante un breve discurso, Haya de la Torre llamó a la juventud estudiosa y trabajadora del continente a unirse para alcanzar el noble ideal de una América unida, libre y justa.

Este acto simbólico señaló el punto de partida de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, como fuerza popular y democrática de envergadura continental.

Algunos detractores reprochan que dicha ceremonia no fue un acto formal de fundación del APRA ni fue suscrito un manifiesto con las siglas y consignas apristas. No se firmaron actas ni manifiestos, pero se forjó una alianza que gradualmente, al calor de la lucha antiimperialista directa fue tomando forma y expresión genuina.

La generación que hizo suya la bandera de 1924 luego forjó su propia identidad política dentro de los grandes lineamientos formulados por Haya de la Torre. Es una generación poblada de importantes pensadores, periodistas, organizadores políticos e incluso presidentes. Entre ellos se cuentan Jesús Silva Herzog en México; Carlos Prío Socarrás y Enrique de la Osa en Cuba; Rómulo Gallegos y Rómulo Betancourt en Venezuela; Germán Arciniegas en Colombia; José María Figueres y Luis Alberto Monge en Costa Rica; Juan José Arévalo en Guatemala; Óscar Schnake en Chile; Gabriel del Mazo y Américo Ghioldi en Argentina, entre muchos otros.

Hoy en día, 89 años después, ese gran ideal de una América unida, justa y libre sigue pendiente, bajo los mismos lineamientos que nos legara Haya de la Torre.

DISCURSO DE HAYA DE LA TORRE
AL HACER ENTREGA A LA
FEDERACION DE ESTUDIANTES DE MÉXICO
DE LA BANDERA DE LA «NUEVA GENERACION INDOAMERICANA»
EL 7 DE MAYO DE 1924

El afán de unidad de los pueblos de nuestra raza fue en Bolívar ensueño precursor, más tarde, tema de discursos diplomáticos, y ahora fe, credo, señuelo de lucha de nuestra generación. Con orgullo podemos afirmar, que nada ha sido más eficaz al propósito generoso de fundir en uno solo a los veintiún pueblos indoamericanos -dispersos por el nacionalismo estrecho de las viejas políticas-, que la obra de las juventudes. Hemos creado, sobre la fría y restringida relación de las cancillerías imitadoras de Europa, una solidaridad más amplia, en la alegría, en el dolor, en la noble inquietud.

         El lírico intento de ayer, es hoy conciencia honda, proyectada en decisión, en ímpetu puro de idealidad y de empeño. No sólo queremos a nuestra América unida, sino también a nuestra América justa. Sabemos bien que nuestro destino como raza y como grupo social, no puede fraccionarse: formamos un gran pueblo, significamos un gran problema, constituimos una vasta esperanza.

         La unidad de nuestra América no es ahora política, porque la política de nuestros estadistas de Liliput jamás miró más allá de las fronteras arbitrarias de las patrias chicas. Pero, no es audacia afirmarlo, es ya espiritual, por obra de las vanguardias del pensamiento libre de todos los pueblos que han sabido crear vigorosos lazos perdurables.

         Esta bandera que yo os entrego, camaradas estudiantes mexicanos no presume originalidades recónditas. Es vuestro blasón vasconceliano de la Universidad de México, hecho pendón, oriflama, ala de esperanza. La juventud indoamericana que tiene ya un alma fuerte, que entona un himno unánime, adivinaba en el escudo de vuestra casa universitaria el intento simbólico de la enseña del futuro, que saludaremos un día en todos los rincones de América.

         La tenéis aquí: el rojo dirá de las aspiraciones palpitantes de justicia que en esta hora admirable del mundo inflama la conciencia de los pueblos, y que nuestra generación proclama con la nueva humanidad; nos habla también del amor, convívito con la justicia. Sobre el ancho campo, la figura en oro de la nación indoamericana, señala las tierras vastas que, unidas y fuertes, brindarán hogar sin desigualdades a todos los hijos de la raza humana.

         Aceptadla porque es nuestra. Flameará primero sobre las soñadoras muchedumbres de las juventudes que van abriendo el camino, y más tarde serán los pueblos comprendedores de los ideales bellos y justos, los que la agiten en el tumulto estremecido de sus luchas. Os la entrego, camaradas estudiantes de México, porque sois vosotros los que desde esta tierra heroica, que hoy mira atenta y devota nuestra América, tenéis derecho a llevarla. Porque sois hijos del pueblo que más gallardamente defendió la libertad de la raza; porque de vuestra propia sangre surgió el ejemplo de una nueva sociedad igualitaria y en avance.

         Olvidaos de quien os la dio, pero recordad siempre que es enseñanza de juventud, de justicia y de unión.