Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

El APRA: Partido de la democracia y la revolución. Víctor Raúl Haya de la Torre al CUA (segunda parte)

Víctor Raúl Haya de la Torre en uno de los Coloquios
 del Pueblo en el Aula Magna,
Casa del Pueblo (Av. Alfonso Ugarte 1011- Lima) en 1965.

El APRA: Partido de la democracia y la revolución. Víctor Raúl Haya de la Torre al CUA [1]

(Discurso-cátedra segunda parte)
Vigencia del discurso-cátedra de Haya de la Torre al CUA
Por Hernán Hurtado

El inagotable magisterio de Haya de la Torre se pone de manifiesto en el Aula Magna frente a la apertura de la convención nacional universitaria aprista de setiembre de 1965 con elocuencia y temple expone la doctrina aprista y denuncia a los enemigos del aprismo, comunistas y residuos de oligarquía coludidos en el mismo interés: exterminar al Apra.

En la parte final del discurso-cátedra nos invita a reflexionar en torno a la realidad intransferible, al escenario nacional que tiene problemas propios y condiciones económicas, políticas y sociales de diferentes raíces y uno de los fundamentales retos es el territorio indómito y aún infrapoblado frente al resto del mundo y es una de las razones porque nuestra producción y progreso no despega.

Los comunistas desde siempre han sido el instrumento histórico de la reacción, y antes de definirse por su conciencia de clase lo han hecho por una deformación de conciencia antiaprista ¿Por qué? Sencillamente porque el aprismo fue superior en cuanto aspecto se refiera, nosotros les ganamos la contienda de ideas, pero más allá de las tesis y postulados revolucionarios, nosotros fuimos a la acción y enfrentamos a los tiranos, no nos refugiamos en ellos como sí lo hicieron los lacayos de Moscú. Luego, frente a los desesperados y aventureros terroristas de los sesentas, disfrazados de rebeldes guerrilleros que se alzan en armas para luchar por el pueblo, debemos desenmascararlos siempre que broten ¿Por qué nunca aparecen los disque guerrilleros marxistoides en dictaduras? ¿Por qué estos imitadores de insurgentes tuvieron financiamiento de los comunistas oficialistas? Una rápida comparación pone en el mismo saco del fracaso a los terroristas de Sendero Luminoso que prefirieron ventajosa e infantilmente levantarse contra un gobierno de jure y no contra uno de facto –disque por sus largas discusiones-.

Para efectos de dejar en claro la vigencia de esta cátedra basta referirse a estas cuestiones que plantea Haya de la Torre: “¿Cómo ha podido sobrevivir el Apra, contra todos y contra todo? ¿Cómo ha podido durar? ¿Cómo y por qué es el primer partido del Perú?” Y es que el Aprismo es experiencia auténtica de lo que somos, de todo el mestizaje, de todo el tránsito histórico que aspira a una nueva sociedad, porque nosotros no fuimos, ni seremos barato calco y copia, porque no tuvimos tutores políticos ni patrones imperialistas, porque nosotros los enfrentamos e hicimos de nuestro movimiento un símbolo histórico de reivindicaciones populares y porque conducimos la revolución sin balas, sin miedos y sin odios.

El APRA: Partido de la democracia y la revolución. Víctor Raúl Haya de la Torre al CUA (Leer discurso completo)




LA GEOGRAFÍA: NUESTRO PRINCIPAL ENEMIGO

Ahí comienza la diferenciación de nuestro movimiento con relación  a cualquier otro movimiento político y social de América Latina o de continente alguno. Nosotros teníamos esta visión nueva, señera, de lo que era nuestra revolución.  Porque no podíamos caer otra vez en la imitación, en el remedo, de la doctrina política europea para adaptarla y copiarla sin correcciones ni ajustes a una realidad nuestra, que era peculiar y diferente. De ahí que nosotros entonces tuvimos que centrar el enfoque de nuestro propio problema, frente a nuestra propia realidad. Y otras diferenciaciones aparecieron como característica de nuestro movimiento social y político, pues, a diferencia de Asia o Europa, el continente latinoamericano no es un continente superpoblado, sino infrapoblado, donde puede darse la paradoja y el espejismo, si tomamos un país separado de la América Latina, como El Salvador o Haití, que resulten superpoblados. Pero si consideramos el continente como tal, en esa proyección de unidad, que es la aspiración del Aprismo y la base de su doctrina, nosotros encontramos, como he dicho muchas veces, estas cifras elocuentes que deben tenerse siempre en mente, porque de allí comienza nuestra interpretación, nuestro enfoque de la realidad sociológica y económica latinoamericana. El continente latinoamericano tiene 20 millones de kilómetros cuadrados, y solamente, hasta hoy, 204 millones de habitantes, Es decir, más o menos, 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Si nosotros comparamos esto con la China o con Inglaterra, o con cualquier país de Europa, comprobaremos que somos un país despoblado. Entonces el problema, despejada esta incógnita, no es el de la superpoblación. No es el del crecimiento explosivo de una población que no tiene dónde vivir. Es, precisamente, lo contrario. Es el de un continente semivacío, en el cual, esta proporcionalidad aritmética entre la extensión y la población, tiene, sin embargo, que condicionalizarse por el hecho de que los espacios enormes de América Latina, que lo hace, aritméticamente, continente despoblado, lo hace algebraica o geométricamente un continente superpoblado. Porque gran parte de esas extensiones contornales geográficas son inhabitables o necesitan de la mano del hombre para volverlas fértiles y propicias para la habitación.

Aquí está nuestra primera deducción: entonces ¿Quién es nuestro enemigo? Nuestro principal enemigo es la geografía. Claro que circunstancialmente es enemigo el que se apoderó o los que se apoderan de esos retazos fértiles de nuestra América: El gamonal, el latifundista o el explotador. Pero si nosotros tendemos una mirada de arco en el concepto revolucionario y creador, tenemos que decir: “nuestro enemigo es la geografía, y cuando yo venza la geografía con la irrigación, con el camino, con la perforación de túneles, con la conquista del trópico, entonces quedará arrastrado, en este movimiento de conquista, el latifundista y el explotador del oasis que lo consideraron como objetivo de su ambición. (Aplausos)

Los que éramos jóvenes aprendimos estas enseñanzas y descubrimos allí, en esos objetivos, la verdadera bandera de nuestra revolución. Lo realmente admirable e interesante es que no solamente los jóvenes estudiantes de nuestra época, sino los trabajadores, el pueblo, que no estaba listo para entender nuestra doctrina, intuyó, aprobó y abrazó esta fe, que significaba un planeamiento completamente nuevo de la problemática social y económica de la América Latina. Ese es el valor del Aprismo. Por un ideal nuevo. Por una bandera desconocida hasta entonces. Por un vocabulario que no era el manido, el transferido, el importado y copiado de los folletos de propaganda, el Aprismo erigió su propia filosofía, su propia doctrina, su propio léxico,  su propia verdad y su propio martirio. (Aplausos)

Allí, compañeros, surgió una juventud con fe, una juventud que supo ir al cadalso por estas ideas, una juventud que afrontó la incomprensión de tanta gente que no entendería el Aprismo. De tanta gente que quería clasificarnos dentro de los esquemas conocidos, yo recuerdo que en el año 31, cuando el Partido aparece, con este nuevo mensaje, entonces la gente dice: “¿Qué son éstos? ¿Socialistas? No son ¿Comunistas? No son ¿Fascistas? No son… Pueden ser fascistas, pueden ser comunistas, pueden ser socialistas… Y nosotros decíamos: la cosa está escondida en la magia de una nueva palabra: “Somos apristas y hay que aprender a deletrear esta nueva sigla ¡Para que aprendieran a deletrear esa nueva sigla pasaron 30 años!” (Aplausos)

Pero, en esos treinta años, nosotros creamos un movimiento que se enfrentó a todas las formas de reacción: En el exterior, al imperialismo y el comunismo, en el interior a la oligarquía, a la reacción, a lo que representaba la fuerza interna de todo lo que resistía al progreso y a la justicia. Así surge el movimiento, así sobrevive, así lucha, así contrarresta todas las previsiones de su fallecimiento y su sepelio, repetidamente lanzadas por los que esperaban que algún milagro produjera en nosotros un infarto cardíaco colectivo (Risas). Pero no morimos de infarto cardíaco colectivo. Por el contrario, creamos un grande y nuevo corazón peruano que ha resistido y resiste a todos los embates, que está, sobretodo, seguro de su supervivencia. (Aplausos)

¿REVOLUCIÓN COMUNISTA CON LOS CAMPAS?

Por paradoja, compañeros, no olvidarlo: Desde que el Partido aparece, tiene frente a sí al comunismo actuando en el escenario peruano, en el cual no ha habido experiencia de la lucha política doctrinaria porque hasta que el Aprismo aparece, los partidos surgidos habían sido hordas caudillistas que llevaban un nombre propio: pierolismo, cacerismo, gamarrismo, orbegosismo, etc. Nosotros somos, pues, un capítulo nuevo en la historia política del Perú, cuando aparece un partido que no lleva el nombre de una persona, pero que tiene su partida de bautismo heroica en un nombre y apellido que representa a la familia peruana, que quiere justicia y libertad. Entonces no había que enfrentarse a otra cosa que el comunismo. Y es allí, en 1931, cuando el germinante comunismo recibe la protección y la alianza de toda la reacción y es, desde entonces, cuando comienza esa agresión de los comunistas como instrumento de los elementos más cavernarios y más retrógrados de la política peruana. Innegable, porque ahí están los testimonios que ahora ya se pueden oír de quienes fueron entonces los protagonistas, los encargados y los mandaderos de Rusia para combatir al Apra. Y ahora que ya se desengañaron del comunismo, no tienen empacho en decir cómo fueron los instrumentos y cómo su primer mandato y encargo fue acabar con el Apra. Quien quiera saberlo que vaya a ver y oír la televisión (aplausos)

Ahora, allí está la prueba. Si en el Perú hubiese un poquito más de concentración mental y capacidad de atención, que es una de las condiciones que hay que educar como condición sine qua non, del pueblo culto, la gente tendría, muy frente a los ojos, esta realidad. Los hombres que durante 20 años fueron los encargados y los mandaderos de Moscú, están confesando, ahora, a quienquiera oírlos, que su principal encargo y consigna fue combatir al Apra ¿Por qué? Por algo sería. Porque, por primera vez, el comunismo encontró su auténtico rival en este movimiento, de una caudalosa y nueva conciencia revolucionaria que aspiraba a la justicia aquí, en nuestra tierra, sin pasar por el coloniaje de Moscú.


Así comenzamos, así luchamos y así hemos llegado hasta ahora, cuando de nuevo se produce la alianza del mismo comunismo, que en todo momento fue compinche y cómplice de la reacción y la oligarquía peruanas, cuando se cobijan bajo la protección oficialista, cuando le venden sus votos de refuerzo y a cambio de ello le reclaman posiciones burocráticas y, sobretodo, posiciones claves en la administración pública.

Pero ahora viene el contrasentido. Ahora viene lo inexplicable, que es para ustedes la mejor experiencia, la mejor lección de lo que está ocurriendo ¿Qué explicación tienen estas guerrillas? ¿Qué explicación darle, en un país donde ellos tienen libertad de acción, a la revolución por las armas? La insurgencia tiene razón de existir cuando hay opresión, cuando hay tiranía política. Nosotros, los apristas, nos hemos sublevado y hemos mantenido nuestra insurrección durante 30 años contra los tiranos y los dictadores y malos gobiernos ¿Pero éstos contra quién van, si tienen toda la protección oficialista? Su rebeldía puede ser comparada a la niña furiosa de la novela francesa que, no pudiendo casarse, expresó su protesta tirándose de los pelos, en tal forma, que tuvo que ir al día siguiente al peluquero a buscar una peluca postiza. (Risas y aplausos)

Aquí les estoy planteando a ustedes una negación de importancia histórica para la formación de un concepto de lo que está ocurriendo en el Perú. Sí, nosotros nos preguntamos qué justificación tiene la rebeldía de este tipo, armada, violenta, vandálica ¿La protesta contra qué? ¿Contra el orden social establecido?  Pero si ahí tienen los canales del gobierno. Si ahí tienen el apoyo oficial, si ahí tienen la Cooperación Popular que ellos manejan, los diputados comunistas que ganan sueldos en el Parlamento. Si ahí lo tienen todo, ¿Por qué entonces no han comenzado a cogobernar y a revolucionar el país para salvarlo de sus injusticias? ¿Cómo se explica que tomen las armas? Esto sólo tiene una explicación: Porque el objetivo no era la justicia. El objetivo era la conquista del Perú, la entrega del país a una nación extranjera. El objetivo no era la revolución social. El objetivo es aprovecharse de todas las ventajas que han obtenido ellos con el amparo oficial para consumar un movimiento de entrega de la República, de venta del Perú, a quien quiera comprarlo, por razones de estrategia mundial. Porque el Perú puede ser una presa codiciada de un nuevo colonialismo, o un punto de apoyo para establecer una punta de lanza contra los Estados Unidos en el cuadro general de la política internacional.

No tiene otra justificación. No tiene otra explicación, mejor dicho, que se haya producido este movimiento cuando ellos tenían en las manos todas las ventajas y todos los favores de la protección oficial. Prácticamente, los comunistas han estado, y están aún, aferrados a través de las posiciones oficiales, en el cogobierno de este país. Porque ellos han tenido ministros con la máscara y el disfraz o la estampilla de un partido X o Z, no quiere decir que, por sus procedimientos, por sus actitudes y sus disposiciones no hayan demostrado que son o han sido simples mandaderos de la organización comunista internacional.

Pero todos estos intonsos, todos estos mentecatos útiles (risas y aplausos), no han servido sino de herramienta, de servil instrumento para un plan que iba más lejos. El plan de provocar una crisis interna y de conquistar el Poder para entregar el país al extranjero.

Yo les pido a todos ustedes que examinen esta realidad, porque hay otras pruebas en contra ¿Cómo se explica que las comunidades indígenas, en nombre de las cuales se ha hecho la revolución social, no hayan reaccionado para apoyarla? ¿Cómo se explica la indiferencia de nuestro pueblo, de nuestras organizaciones de trabajadores, de nuestros hombres que tienen el problema de la justicia ante los ojos? ¿Cómo se explica su indiferencia ante esta revolución que repudian? ¿Y cómo se explica que en vista de su desesperante abandono, estos guerrilleros hayan tenido que ir a buscar a los campas, que están situados antes de la civilización y de la sociedad. Nuestros compatriotas, los campas, que Dios guarde, son evidentemente grupos sociales en transición, entre la primitividad salvaje y la civilización, a la cual todavía no han llegado. Y el comunismo, como doctrina y como expresión política social y doctrinaria, es la coronación de un movimiento de civilización que quiere llegar a la sociedad sin clases. Quiere decir que entre los campas y la sociedad sin clases hay gran distancia. Pero como los extremos se unen, será porque los campas tampoco tienen clases. (Aplausos y risas)

Yo no he descubierto otra conexión posible. Pero aquí también viene la reflexión histórica y sociológica. Los campas son una sociedad sin clases. El comunismo dice que quiere llegar a una sociedad sin clases. Pero entre estos dos extremos, hay el curso, el disparo y la curva magnífica de seis mil años de historia.

Yo quiero poner ante los ojos de ustedes, que son estudiantes universitarios, este simple problema de lógica, que quizá pueda llamársele, más simplemente, un planteamiento de sentido común.

¿Qué explicación tiene una guerrilla con los campas? Yo el otro día he conversado con un diputado francés, el señor Flornoy[2], que ha escrito libros sobre la civilización incaica. Que conoce nuestro país. Que lo ha viajado a lo largo y a lo ancho. Y me decía él, que es miembro del Parlamento francés: “Me voy sin entender. Estoy confuso que ya no sé qué es comunismo, ni que es no comunismo. Yo soy de Francia donde hay un partido comunista francés. En Europa hay partidos comunistas y doctrina comunista. La he leído, la conozco. Pero esto está fuera de toda doctrina. Esto se salió del marco ¡Los campas haciendo la revolución comunista! (Risas y aplausos)

¿Qué es esto? La respuesta es, jóvenes compañeros, la que el Aprismo dio hace 30 años. A la que yo me remito en mi libro “El Antimperialismo y el Apra”. Cuando nosotros dijimos: el comunismo en la América Latina es antihistórico, porque no se ajusta a las condiciones sociales y económicas de nuestra realidad histórica. Esa es la respuesta. Cuando se importa una doctrina, aunque venga de Rusia, aunque traiga mucho dinero y muchas armas, y se la quiera encasquetar en la cabeza de un pueblo y obligar a llevarla, el pueblo tira el sombrero extraño, y entonces, en la desesperación de ponérselo a alguien, hay que buscar un campa para cambiarle las plumas de adorno, por el casquete europeo. (Aplausos)

Pero yo me remito, porque éste es un argumento fundamental, al juicio de ustedes para que se respondan a esta pregunta. El Imperio de los Incas fue una civilización, las comunidades incaicas son su rezago, su residuo, su proyección. El Imperio de los Incas es una de las 21 civilizaciones de la historia. Como dice Toynbee, con la egipcia, las únicas dos que, por no tener antecedente ni paternidad, tampoco tuvieron filiales o consecuencia. Que se quedaron solas y aisladas en el cosmos de la historia de las civilizaciones, pero que son dos productos señeros y admirables del esfuerzo del hombre, venciendo el reto y la agresión de la geografía. Está bien, estas proyecciones sociales del Imperio de los Incas son nuestras comunidades. Allí pudieron tener eco, acústica, retardada y remota, las reivindicaciones. Pero la respuesta ha sido la indiferencia. Lo cual es explicable en el proletariado, más organizado, del norte del país. Pero ahí también han sido indiferentes. Entonces, ha habido que buscar a los campas.

A partir de esta reflexión yo puedo decirles a ustedes que vive el país un momento crucial de prueba. Que estamos ante una realidad decisoria y que es por eso que yo demando de cada cerebro aprista que piensa, joven o adulto, y de cada corazón que late y de cada brazo que esté listo a esgrimirse en defensa de la doctrina en la que nosotros hemos creído y creemos, desde la fundación de este movimiento. Yo demando que cerebros, corazones y brazos nos juntemos para defender lo que ha sido, es y será la justicia con libertad, a la que el Aprismo aspiró al enarbolar su primera bandera. (Aplausos)

Porque ahora si, compañeros estudiantes, ahora si que tenemos razón. La razón nos la están dando los campas. Cuando los campas luchan con los comunistas, el comunismo está muerto en el Perú. Porque todo eso es una caricatura, una deformación, una monstruosidad, un embaucamiento y una estafa. Ya es tiempo que se acabe con este cuento, ya es tiempo que reaccione dinámicamente, para encontrar de nuevo los caminos – de los que aveces se han desviado- de nuestra verdadera revolución, de la revolución peruana, que debe realizar su justicia y debe cumplir su programa.

Yo he querido traerles esta noche estas meras reflexiones. Porque ya se acabó la lucha ideológica, esa del claustro, cuando ustedes enfrentaban a los portavoces fonográficos de folletitos repetidos que fueron impresos hace 50 años. Ya hemos pasado esa etapa. La etapa argumental de la cultiparla comunizante en la tribuna, de la que se apoderaban y desde la cual aveces podían dejar estupefacto al oyente que no entendía lo que estaban diciendo.

Pero ahora ya es otra realidad. Todo lo que ustedes oyeron en la argumentación comunista tiene ya su expresión y su desembocadura en este tipo  de revolución inexplicable, injustificable, condenada al fracaso, capaz de producir desangre y degenerar en bandidaje y en bandolerismo, pero no de crear nada constructivo, que es obra de la verdadera revolución. Se enquistarán allí. Se quedarán matando gente y poniéndoles piedras calientes en el vientre a los vencidos. Se ensañaran en la crueldad, en la sevicia, pero no construirán nada. Porque el pueblo no responde y porque los únicos que les han podido responder son los campas. (Aplausos)

Ahora quiero decirles también, compañeros, algo que, completaría el mensaje de esta noche. El Partido Aprista, como lo dije aquí no hace mucho, en esta misma Aula Magna –seguramente algunos de los que están aquí, quizá no pocos, escucharon mi argumento-, el Partido Aprista se trazó un derrotero. Planeó un camino, pero no a la antigua, no como la trocha de un camino de herradura, ni siquiera como una línea de ferrocarril, porque la trocha tiene sus riesgos cuando el camión sale de ella: del abismo no lo saca nadie, sino la ambulancia y porque el ferrocarril cuando se descarrila tiene sus catástrofes y porque todo eso es anticuado y el símil no corresponde. Lo que ahora tenemos nosotros como figura de nuestra ruta, es el avión. Esta ruta no tiene rieles. El avión tiene el destino de llegar a donde va. Pero si encuentra el temporal lo elude. Si el temporal tiene doscientas millas de diámetro, hay que darle vuelta. El asunto es llegar al punto señalado en el itinerario. El Aprismo ha tenido que hacer eso: volar alto, volar bajo, capear el temporal, pero llegar siempre a su objetivo. A eso vamos.

Compañeros de viaje hemos tenido. Muchos de ellos se han quedado atrás. Nosotros hemos seguido. A las alianzas apristas se las ha criticado, y hay que tener buena memoria sobre esto. Cuando nosotros, para salir del fangal en que se había sumido la democracia en el Perú, tuvimos que aliarnos en esa política que se llamó de la convivencia, vinieron los doctos, los morales, los narcisos y comenzaron a lanzar su palabrería de catones de cartón.

Nosotros dijimos que la convivencia era necesaria como tránsito y paso hacia la mayor afirmación democrática del Partido Aprista en las instituciones del Estado. Pasó la convivencia. Pasó todo lo que ustedes han visto que es historia reciente ¿Dónde está la convivencia? Buenas noches. Nosotros seguimos.

Nos hemos encontrado con otra alianza. Vamos también. El objeto es sacar leyes que el país necesita. No éramos mayoría suficiente en las Cámaras, pues ¿Quién vota por nosotros? El Perú necesita educación gratuita. Necesita Reforma Agraria, cooperativas, subsidios municipales, elecciones edilicias, que no se habían realizado durante cuarenta años. El Perú necesita descentralización. El Perú necesita todas estas cosas ¿Le vamos a decir al hombre que pasa por la calle: “Espérenos usted hasta el 69 y verá que el 69 le damos estas leyes, cuando se las podemos dar de inmediato, como ya se las dimos? ¿Cuál es la alternativa para un político realista que sabe dónde está el suelo que pisa?  Esa es la razón, y, sobretodo, el común denominador de enfrentarnos a ese comunismo traidor. A ese comunismo campa que merece tener en la mano la flecha agresora y envenenada, y en la cabeza, donde tantas cosas le faltan, la pluma que es el símbolo de su primitividad.

Pero nosotros, mientras tanto, hemos necesitado organizar y dirigir la política, como la organizan y dirigen todos los partidos revolucionarios del mundo. Por eso es necesario leer la historia y aprenderla, porque sin conciencia histórica no hay conciencia política.

Conociendo historia, se sabe que no hay movimiento político en el mundo revolucionario, llámese como se llame, que no haya celebrado alianzas.

A los comunistas hay que recordarles que Rusia se alió con Hitler primero, con el nazifascismo feroz, y después, con el imperialismo capitalista, y fue del brazo de Inglaterra y Estados Unidos para ganar la guerra.

Entonces, las alianzas, las coaliciones, cuando son necesarias, se realizan. El problema y el asunto está en mantener la línea. En sobrevivir, en perdurar, en continuar la obra. Continuidad y legitimidad.

“La fe en nuestros mártires, la de los que no se han apartado de la línea, sino con la muerte.” (Trinchera de Mansiche en 1932)
Esa es la misión revolucionaria del Aprismo. Estos movimientos y lo que está ocurriendo les dan a ustedes una enseñanza valiosísima  para que saquen de ella las consecuencias. Ya podemos ir despejando incógnitas. Sobre lo que hemos dicho, queda otra que yo la recomiendo al examen de cada uno de ustedes. Es esta, claro que ustedes son muy jóvenes y ustedes no conocen, compañeros, cuánto ha tenido que luchar un movimiento como el nuestro. Ustedes no conocen, compañeros, cuánto se tuvo que luchar en el país para lograr la creación de este movimiento y, sobretodo, la hazaña extraordinaria que significa la supervivencia de este movimiento. Pero ustedes conocen algo de la historia del país. Ustedes tienen un deber. Contéstense ustedes mismos a esta interrogante: ¿Cómo ha podido sobrevivir el Apra, contra todos y contra todo? ¿Cómo ha podido durar? ¿Cómo y por qué es el primer partido del Perú?

Yo pido una respuesta a la conciencia de cada cual ¿Por qué duró? Dura porque está en el corazón del pueblo. Dura porque está en la raíz del Perú. Dura porque habla un lenguaje que posiblemente tuvo faltas gramaticales, pero llegó al hondo mismo de la conciencia de nuestro pueblo. Por eso es que las comunidades no respaldan al comunismo, porque intuyen que la respuesta no está allá. Porque saben que el aprismo tiene el secreto de la gran solución. Sólo falta ser aprista de corazón entero, cada vez más, y que los jóvenes de hoy tengan fe mística, que la rescaten como una luz de ese que fue el impulso creador constructivo y epopéyico de los muchachos de 1931. (Aplausos)

Por eso, al final, les pido a ustedes, muchachos estudiantes universitarios, que renovemos nuestra fe, que reafirmemos nuestra voluntad de historia, que hagamos un examen objetivo de los hechos que yo les he presentado. Porque entonces la respuesta no será otra que esta: “el Aprismo tuvo y tiene razón. Hay que estar con el Apra, pero hay que estar todo entero, para que así la victoria corone las aspiraciones de nuestro pueblo”. (Aplausos)

Y ésta será la verdadera rebeldía y la verdadera obra superadora de una nueva generación. Si no, será una generación de calendario, pero no una generación de creación. Y no olviden ustedes esto: procuren que nosotros no sigamos siendo jóvenes. Porque mientras ustedes no sean dignos de la obra que nosotros comenzamos, seremos nosotros siempre más jóvenes que ustedes. (Gran ovación)

Pero para esto, compañeros estudiantes, hay que creer y no dudar. Hay que tener fe. La fe en nuestros mártires, la de los que no se han apartado de la línea, sino con la muerte. Hay que tener fe. No hay que dudar ni perderse en palabras, en sofismas, en galimatías, en discusiones banales e inútiles, que sólo sirven para la charla de café, pero no para crear movimientos de veras constructivos.

Yo les digo a ustedes, compañeros: ¡Arriba los corazones, arriba la mente y arriba la fe! Y digamos hoy y siempre: ¡Sólo el Aprismo salvará al Perú!


[1] El discurso fue publicado en la Revista Presente en su edición número 102º de setiembre-octubre de 1965 en el contexto de una cercana Convención Nacional Universitaria Aprista. Transcripción realizada por Hernán Hurtado Castro publicada en www.oizquierdo.blogspot.com
[2] Bertrand Flornoy (Paris 27 de marzo de 1910- 25 de abril de 1980) antropólogo y viajero que publicó La Aventura Inca (L'aventura Inca) en 1972

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El APRA: Partido de la democracia y la revolución. Víctor Raúl Haya de la Torre al CUA

Víctor Raúl en Casa del Pueblo, setiembre- 1965



Por Hernán Hurtado Castro 



Como suele suceder con los discursos poco conocidos de Haya de la Torre, este es una cátedra aprista dirigida no solo para los universitarios apristas, sino para todo el que quiera conocer que es el APRA en relación al partido, la democracia y la revolución sin balas.  Este discurso fue publicado por la Revista Presente Nacional en su edición 102º de setiembre-octubre de 1965.



Víctor Raúl siempre estuvo preocupado por las juventudes del partido, sobretodo por los universitarios apristas, porque en esencia de ahí nació el APRA y de ahí debían nutrirse los relevos generaciones del Partido Aprista. No cabe duda que luego de la revolución cubana muchos entusiastas y románticos jóvenes adoptaron la fiebre y las poses importadas de La Habana y esto impactó significativamente en los universitarios apristas, los cuales tuvieron que posicionarse en la lucha ideológica una vez más contra el viejo adversario, el comunismo criollo, esta vez revestido tropicalmente. 


El discurso dirigido a los Comandos Universitarios Apristas (CUA`s) en el marco de una Convención Nacional Universitaria Aprista (CNUA) -de setiembre de 1965 en la Casa del Pueblo de Lima (Av. Alfonso Ugarte 1011)- en su primera parte expone los orígenes del APRA y se remonta a la idea de movimiento cultural y educacional que la generación del centenario adoptará de González Prada y el APRA, naturalmente, tendría mucho de esto. Luego, con el mas fino estilo que caracterizaba a Haya de la Torre, explica el aprismo como la confluencia y respuesta a la realidad continental de la reforma universitaria y la revolución mexicana, además de la herencia marcada de la revolución francesa y el sueño bolivariano que resumen al Aprismo como una auténtica expresión y respuesta a los problemas continentales sin dictados ni mandados extranjeros y ajenos a nuestra realidad económica, política e histórica y finalmente el antiimperialismo constructivo, motor de la revolución pacífica.

El APRA: partido de la democracia y la revolución Haya de la torre Hernán Hurtado
El discurso ocupó las páginas centrales de la Reviste Presente (1965)

El APRA: Partido de la democracia y la revolución

Discurso de Haya de la Torre a la juventud universitaria (1965)

"Arriba los corazones, la mente y la fe"




PRIMERA PARTE



Compañeros universitarios

La verdad que esta cátedra será más bien, y más propiamente, una conversación con ustedes.

Yo quisiera, en esta noche, reiterar algunos conceptos que considero fundamentales para una buena comprensión del momento que estamos viviendo en el país, y de las responsabilidades que a la juventud conciernen.

Me alegra ver que en esta asamblea hay un número bastante apreciable de compañeros jóvenes, universitarios, quienes han concurrido a esta reunión, que me parece sumamente importante, sobretodo, porque creo que ha llegado el momento de examinar algunos puntos atinentes a la situación que vive el país. 

En los últimos días se han realizado reuniones del Comando Universitario, y el Comité Ejecutivo Nacional ha de designar la comisión de estudiantes y profesores apristas que van a integrar, digamos así, la alta dirección de la acción aprista universitaria. Y, sobre todo, han de trabajar en la organización de la próxima Convención Universitaria Aprista, lo cual es absolutamente necesario en este momento, porque creemos que estamos viviendo en un instante en el cual el Aprismo dobla la esquina hacia una nueva dirección y hacia un nuevo horizonte. 

En esta nueva etapa, le incumbe a la juventud responsabilidades que, quizás, no tuvo antes de ahora. Ustedes han sido testigos y los protagonistas más próximos de esta lucha llamada ideológica que se ha planteado en la Universidad en los últimos años. Ustedes son los testigos más cercanos de esa contraposición de ideas que parecía estar dentro del limitado ámbito de una discusión doctrinaria. Ustedes tienen más o menos la experiencia de los resultados de esa lucha y de ese antagonismo. 

Las universidades fueron tomadas, prácticamente, por las fuerzas adversas a la nuestra, y, entonces, desde ellas floreció y fructificó un sediente revolucionario que ahora tiene su expresión, ya positiva y ostensible, en una guerra de guerrillas que, bien examinada –y aquí va la primera parte de nuestro análisis- tiene en realidad explicaciones. 

EL MENSAJE DE GONZÁLEZ PRADA 

Yo quisiera, sobre todas las cosas, decirles a ustedes que la más difícil tarea de un movimiento como el Partido Aprista, ha sido, no solamente iniciar en el Perú una acción política. Había que comenzar por la formación de una conciencia cívica que no existía en el Perú. Y darle, sobre todo, a la democracia, un sentido, un significado que era absolutamente desconocido en el país. Porque se abusó tanto de la palabra democracia por boca de los portavoces de la plutocracia o de una oligarquía, que la palabra pareció desacreditarse y hubo aquí Partido Nacional Democrático, Partido Democrático Reformista, después del legendario Partido Demócrata que fue, sin duda alguna, un intento de democratización nacional, frustrado por las fuerzas de la reacción que tomaron la bandera y el nombre de la democracia. Al Aprismo le tocaba, pues, reivindicar, rescatar el concepto nuevo de una democracia: de la democracia social, renovadora, transformadora. De la democracia de la revolución pacífica, que corresponde a esta época, y, entonces, nosotros tuvimos esa tarea. Comenzando por el principio fundamental, que era educar al ciudadano, asentar esa nueva democracia en las bases mismas de un pueblo culto: luchar contra la más grande enemiga de la democracia, que es la ignorancia, y como en el Perú ésa había sino realmente la plaga de nuestra política, comenzó el Aprismo por ser, como aquí se ha recordado, un movimiento educacional. Nosotros fuimos discípulos de González Prada, a quien también se ha invocado aquí, cuyas palabras de crítica y de censura para la generación anterior a la suya, fueron proferidas –lo que debe recordarse- después de una prueba cierta. Porque la generación anterior a él fue una generación frustrada y proditoria. Todo lo que González Prada dijo contra la generación anterior, lo dijo contra la generación que perdió la guerra, y ese es el valor y el sentido histórico de sus palabras, que nunca deben tergiversarse. El explicó, muchas veces, por qué tenía razón, él era un joven cuando la guerra con Chile, y vio como una generación pasada, que durante cincuenta años no había hecho otra cosa que luchar ambiciosamente por banderías y por posiciones, perdió la guerra. Porque, como ha dicho muy bien un tratadista chileno, “Nosotros no ganamos la guerra, el Perú la perdió”, que es otra cosa. 

Contra eso se alzó el verbo de González Prada, que no fue revolucionario de oficio que se lanzara contra todo porque y sin más. González Prada enarboló su bandera de rebelión con la esperanza de que una nueva generación viniera a reemplazar a aquella que perdió la guerra. El esperó, durante muchos años, sin que apareciera esa nueva generación, porque el hecho de que una generación aparezca cronológica o biológicamente no quiere decir que surja una nueva juventud. Hay juventudes que nacen envejecidas. Eso es lo que debe temer mucho el joven de cualquier época. 

Por eso, cuando comenzamos nosotros, que llevamos sobre los hombros el ataúd de González Prada, nos iniciamos heredando lo que él siempre reclamó como norma de todo principio revolucionario en un país como el nuestro: la libertad. La Libertad inabdicable del hombre. La Libertad que distingue al hombre del animal. La Libertad sin la cual ningún movimiento político, ni ninguna doctrina revolucionaria, en un pueblo de tradición occidental como el nuestro, se explican. 

González Prada fue un libertario por eso, Filosóficamente fue un anarquista, porque él quiso, ante todo y sobretodo, que la libertad del hombre fuera el punto de la auténtica revolución. y como buen libertario, comprendió que sin cultura no hay libertad. Es la cultura y la educación lo que libera al hombre, lo que desanimaliza al individuo y lo aleja de la primitividad del salvajismo, de la violencia y del homicidio. 

Entonces, por eso, proclamó él la necesidad de la educación, de la cultura, como verdadero instrumento, como verdadera herramienta para la reivindicación integral del orden social y económico. 

Todas estas ideas que forman la esencia de la doctrina de González Prada, fueron tomadas por nuestro movimiento de la Universidad Popular. De ahí que comienza nuestra cruzada. De ahí comienza nuestra labor proselitista, que no era política en aquella época, pero que sentó las bases de un nuevo concepto revolucionario que es concordante con el espíritu, la tradición y la historia de América Latina. 

La América Latina o Indoamérica ha luchado siempre por la libertad, y nosotros hemos tenido, en todo momento, la concepción clara de que sin libertad no hay justicia. Porque la justicia pueden tenerla otros pueblos sin tradición de libertad, como un objetivo único. Pero no los nuestros. Porque nosotros, en cierto modo, somos herederos del principio y de la tradición de la Revolución Francesa, que fue la que inspiró nuestra independencia y porque el hecho de que no se haya cumplido la democratización de los pueblos latino o indoamericanos, no quiere decir que haya fracasado la democracia. Porque sólo los pueblos que vivieron al amparo y bajo la proyección del renacimiento y de la Revolución Francesa, son los que realmente constituyen la base de la sociedad contemporánea y libre de hoy. 

Con este propósito, nosotros quisimos que la revolución tuviera, pues, una verdadera orientación de tipo cultural. De ahí que la Reforma fue coetánea, coeva y coincidente con nuestro movimiento. Se ha dicho mucho que el movimiento aprista es una consecuencia de la revolución universitaria y de la revolución mexicana. Nosotros llamamos a la Reforma Universitaria, la Revolución de los Espíritus, porque queríamos una renovación de las universidades, no para hacer más fácilmente profesionales. Lo dijimos siempre. No para facilitarle al estudiante la manera de conseguir un diploma sin saber mucho. Nosotros quisimos precisamente lo contrario. Darles a las universidades una nueva validez, un nuevo sentido, una nueva proyección. Hacerlas verdaderos centros de cultura. Desprofesionalizarlas, en el sentido de que no sólo el diploma fuera el objetivo del universitario. Crear los ámbitos de la investigación desinteresada. Hacer de ellas lo que han sido las universidades del mundo, en el campo científico, la exploración, en las que no es el interés profesional lo que prevalece, sino el amor a la ciencia y la devoción por la cultura. Ese fue el afán de la revolución o Reforma Universitaria. Y así comenzó. Había que sanear, había que limpiar las Cátedras donde permanecían aferrados viejos señores, que eran, sobre todo, viejos por sus ideas, y nosotros lo logramos en esa primera etapa, tendiendo a la democratización universitaria. Porque entonces, cuando nosotros comenzamos el movimiento, era sólo una minoría muy reducida la que podría ingresar a la Universidad. Por eso nosotros quisimos que las puertas de la Universidad se abrieran, para que miles y miles de estudiantes pobres que no podían llegar a los claustros universitarios, tuviera la posibilidad de hacerlo. Y así nosotros comenzamos esa etapa de la reforma universitaria, que fue verdaderamente una etapa de democratización institucional, pero también de exaltación de los valores culturales de nuestros centros de educación superior. Allí coincidimos con esta gran acción de la juventud que se expande por todo el continente, que comienza en Córdoba, Argentina, y culmina en 1921 en el Congreso Latinoamericano de Estudiantes de México. Allí queda también establecido el principio de que el estudiante tiene como obligación –por recibir privilegiadamente una enseñanza que el pueblo paga- devolverle al pueblo parte de esa enseñanza que recibe por un azar de la fortuna. Y, entonces, la Universidad popular quedó establecida como una obligación del estudiante, como una responsabilidad. Y esa idea, que había sido sustentada en el Primer Congreso de Estudiantes del Cusco, repercutió aprobada, en el Congreso Latinoamericano de Estudiantes de México de 1921. Estos son los antecedentes. De aquí que, en 1924,m surge este movimiento ya definido políticamente como una expresión continental de la aspiración de justicia inseparable de la aspiración de unidad, inseparable de libertad, que constituye la tradición política y principista. Así fue como surgió el APRA, intransferiblemente nuestra, como algo que respondía a la realidad social, económica, histórica, objetiva, como se dice ahora, de nuestra verdadera vida y de nuestra verdadera tradición. Así surge el Aprismo. Primero, enseñándoles a los pueblos que no hay movimiento nacional de veras revolucionario en América Latina, que sea solamente un movimiento limitado, circunscrito a los linderos de un país. Que es necesaria la dimensión continental, porque los problemas sociales, económicos, políticos de cada país de América Latina, son problemas interdependientes y, por ende, continentales. Este fue el nuevo mensaje, porque la tradición y el antecedente bolivarianos que comienzan con Miranda, esto es, de independizar a los pueblos latinoamericanos uniéndolos al mismo tiempo, no había tenido sino expresión política y casi también una especie de dimensión idealista o quizá de mimesis por haber visto surgir a los Estados Unidos como una unidad y no como una dispersión de trece colonias. Aquí no se pudo cumplir el sueño de Bolívar, pero el año 1924 se le precisa, concreta, moderniza, se le hace doctrina contemporánea y se le enseña al latinoamericano lo que hoy vemos comprobado absolutamente: que no hay posibilidad de verdadera revolución, de verdadero antiimperialismo, en América Latina, si, coincidentemente, simultáneamente, no se es unionista, continentalista y partidario de la coordinación política, económica de América latina (Aplausos).



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Clifford Geertz - Biografía Intelectual. Por Luis Zaldívar

Tenemos el agrado de compartir con ustedes la primera biografía completa del antropólogo Clifford Geertz publicada online en español, elaborada por Luis Zaldívar en exclusiva para el ojoizquierdismo.


Clifford Geertz (1926-2006) fue un académico estadounidense considerado como uno de los principales representantes de la escuela interpretativa de la antropología. Aun cuando su trabajo es citado ampliamente en la literatura antropológica, no existe biografía oficial. Sus memorias, publicadas seis años después de su muerte, no es más que un capítulo de datos biográficos con una colección de ensayos donde discute problemas filosóficos y antropológicos. Como resultado, los interesados en las ideas de Geertz en general no tienen más que leer su literatura en pleno, o leer una sinopsis en un texto introductorio a la antropología. Este ensayo intenta resolver este dilema, discutiendo las ideas de Geertz y su influencia en orden cronológico, explicando cómo y porque surgieron sus innovadoras ideas

lunes, 12 de noviembre de 2012

Nuestros derechos electorales frente a la acechanza del delito organizado - Las pretensiones del “Modadef”.


Nuestros derechos electorales frente a la acechanza del delito organizado - Las pretensiones del “Modadef”. Por Hugo Vallenas Málaga

Por Hugo Vallenas Málaga

·      -  Insuficiencias de la Ley 28094 sobre Partidos Políticos
·      -  Limitaciones del Decreto Legislativo Nº46 contra terrorismo organizado
·      -  Insuficiencias del DL Nº46 sobre incitación y apología del terrorismo


 En enero de 2012 el Jurado Nacional de Elecciones estuvo debatiendo si debía ser aceptada la inscripción en el Registro de Organizaciones Políticas del “Movimiento Por Amnistía y Derechos Fundamentales” (Movadef). Esta agrupación tenía como principal finalidad lograr la amnistía general para los “prisioneros políticos” de la “guerra interna” de 1980-1992, pretendía postular a cargos políticos en las próximas elecciones, y proclamaba tener como ideario el “marxismo-leninismo-maoismo-pensamiento gonzalo”. En otras palabras, se trataba de una agrupación vinculada al PCP-“Sendero Luminoso” que quería actuar como “brazo político” del terrorismo.

Con justa razón, una gran mayoría de ciudadanos consideraba inaceptable que se de legalidad a esta agrupación, cuyo principal vocero era Alfredo Crespo, abogado de Abimael Guzmán (a) “Presidente Gonzalo”, jefe supremo del PCP-“Sendero Luminoso”, quien purga cadena perpetua por ser autor intelectual de decenas de miles de muertes por actos terroristas y daños al patrimonio estatal y privado del orden de los 4 mil millones de soles. Desde un punto de vista ético era una barbaridad que el terrorismo tenga plenos derechos políticos. Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente jurídico, el pedido de inscripción del Movadef tenía argumentos atendibles. Como es bien sabido, el JNE desestimó la inscripción con un argumento formal de tipo procesal: el Movadef no tenía debidamente constituídos ni registrados los comités provinciales requeridos por la ley. En caso de haberlos tenido, hubiera sido muy difícil negarle la inscripción sin caer en la arbitrariedad.


El primer problema que favorecía al Movadef era la debilidad intrínseca de la ley de partidos políticos vigente.

La Ley 28094 (dada por el gobierno del Presidente Toledo el 31 de octubre de 2003), establece en el Artículo 2-“Fines y objetivos de los partidos políticos”, que la finalidad de las agrupaciones políticas es “según corresponda” asegurar “la vigencia y defensa del sistema democrático”, así como “contribuir a preservar la paz, la libertad y la vigencia de los derechos humanos” y “formular idearios, planes y programas” que “reflejen sus propuestas para el desarrollo nacional”, además de “representar la voluntad de los ciudadanos” y “contribuir a la educación y participación política de la población”, etc. Esa frase “según corresponda” flexibiliza todo el enunciado. No es que los partidos deban cumplir todos y cada uno de los nueve fines y objetivos que allí se dicen. Cada quien “según corresponda” tendrá o no algunos de ellos. El artículo está mal formulado y permite a cualquier tipo de grupo acomodarse a la norma.

El Artículo 5- “Requisitos para la inscripción de partidos políticos” indica solamente exigencias formales, como el Acta de Fundación, la relación de adherentes, el Estatuto del partido, un número de comités legítimamente constituidos en el país, la designación de personeros, etc. No hay atingencia alguna ante casos en que el ideario o la trayectoria de los integrantes sean contrarios a la democracia. Ni siquiera previene contra individuos con antecedentes penales.

El Artículo 6- “Acta de fundación” exige solamente Ideario, denominaciones y símbolos que no estén “reñidos con la moral y las buenas costumbres” y que no “induzcan a confusión con los presentados anteriormente”. Es decir, sólo se aceptan símbolos, nombres y lemas que hagan uso decoroso del lenguaje y sean respetuosos del pudor de los buenos ciudadanos, pero no hay una restricción por motivos ideológicos o políticos o por hechos delictivos contrarios a la democracia.

El Artículo 14- “Declaración de ilegalidad por conducta antidemocrática”, pone en manos de “la Corte Suprema de Justicia, a pedido del Fiscal de la Nación o del Defensor del Pueblo” la responsabilidad de “declarar la ilegalidad de una organización política cuando considere que sus actividades son contrarias a los principios democráticos”, incluyendo “complementar y apoyar políticamente la acción de organizaciones que para la consecución de fines políticos practiquen el terrorismo”. Lamentablemente, esta no es una restricción a la inscripción sino una norma contra una situación de hecho cuando la organización política ya ha sido inscrita.

En otras palabras, la Ley 28094 no tiene una cláusula antiterrorista que prevenga la infiltración de grupos hostiles al Estado de Derecho en nuestro sistema electoral. Eso explica las dudas en el JNE. El precedente dejado por el caso Modadef demostró la urgente necesidad de modificar la ley de partidos políticos, no sólo contra el terrorismo sino también contra otras formas del delito organizado.

LO QUE SEÑALA LA CONSTITUCIÓN

Aunque no pudieron demostrar que tenían todos los locales provinciales requeridos por la Ley 28094, los personeros legales del Movadef arguían que su organización no podía ser acusada de terrorismo porque su actividad era estrictamente política, teniendo, por consiguiente, pleno derecho a ejercer cargos públicos en base al sufragio popular.

Los abogados del Movadef se amparaban en el Artículo 2, “Derechos fundamentales de la persona” de la Constitución, donde se indica: “No hay persecución por razón de ideas o creencias. No hay delito de opinión”. Según el Movadef, nadie puede ser impedido de hacer política por creer y propagar el ideario “marxista-leninista-maoista-pensamiento del presidente Gonzalo”. En otras palabras, no se debería prohibir la libre organización y propaganda de los creyentes en la doctrina de “Sendero Luminoso”, mientras no ocurran actos concretos punibles. Estos argumentos del Movadef no fueron debidamente respondidos.

Es verdad que, no obstante indicarse en el Artículo 140 de la Constitución, el delito de terrorismo puede ser causal de pena de muerte, no hay una mención expresa al ideario terrorista como impedimento para que una agrupación pueda ejercer los derechos electorales. Tampoco tenemos un Artículo constitucional que prohiba explícitamente el uso delictivo o subversivo del derecho de asociación, como sí lo hay en la Constitución española, cuyo Artículo 22 señala: “Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales”.

Sin embargo, el Artículo 38 de nuestra Constitución dice claramente: “Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación”. Es lamentable que esta norma no esté retomada con claridad en los requisitos para constituir partidos señalados por la Ley 28094 o Ley de Partidos Políticos porque es clara como el agua: no puede haber partidos políticos contrarios a la Constitución y el Estado de Derecho.

Y el PCP-“Sendero Luminoso” es también claro como el agua en su vocación anticonstitucional y terrorista. Lo podemos comprobar en innumerables manifiestos y panfletos. Por ejemplo, en las “Bases de Discusión del PCP-La guerra popular y el nuevo poder”, texto doctrinal publicado como suplemento de El Diario, vocero de “Sendero Luminoso”, el lunes 4 de enero de 1988, se dice lo siguiente:

“El Presidente Gonzalo establece que la revolución peruana en su curso histórico ha de ser primero revolución democrática, luego revolución socialista y que tendrá que desenvolver revoluciones culturales a fin de pasar al Comunismo, todo en un proceso ininterrumpido aplicando la guerra popular y especificándola. […] Toda revolución hoy sólo puede cumplirse a través de la guerra popular, forma principal de lucha, y las fuerzas armadas revolucionarias, forma principal de organización […]. [El PCP lucha contra quienes niegan] el carácter de dictadura terrateniente-burocrática del viejo Estado, así como la necesidad de la violencia revolucionaria para derrumbarlo”.

Un grupo seguidor de esta doctrina, como el Movadef, merece la misma exclusión que se aplicaría a un grupo que exhiba un ideario racista, enemigo de la independencia del Perú, contrario a los derechos de la mujer o defensor de la contaminación ambiental, temas igualmente sancionados por nuestra Constitución. A esto se añade que tanto la doctrina del “presidente gonzalo” como la trayectoria del PCP “Sendero Luminoso” forman parte indesligable de un largo historial de crímenes debidamente sancionados por nuestros tribunales. No puede darse derechos electorales a una agrupación que defiende el delito organizado.

Limitaciones del Decreto Legislativo Nº 46 contra el terrorismo

El instrumento legal básico de los jueces peruanos para la lucha contra el terrorismo y sus apologistas sigue siendo el Decreto Legislativo Nº 46, promulgado el 10 de marzo de 1981 por el Presidente Constitucional Fernando Belaúnde Terry y el ministro de Justicia Felipe Osterling Parodi. Los dirigentes del Movadef también se basaban en este DL para sustentar que no eran terroristas ni proterroristas no obstante su absoluta defensa de la doctrina y de la trayectoria del PCP “Sendero Luminoso”.

En efecto, además de su antigüedad, dicho instrumento legal presenta como limitación una débil categorización del inculpado por terrorismo. Se define como terrorista “el que” (es decir, el individuo, no el grupo organizado) realiza acciones dirigidas a “provocar o mantener un estado de zozobra, alarma o terror” (el terror considerado como miedo, no como destrucción) que “pudieran crear peligro para la vida, la salud o el patrimonio de las personas”, como indica el Artículo 1º. Dicho de otro modo, sólo es terrorista aquel que realiza actos concretos y flagrantes que “perturban el orden” y “podrían convertirse” en daños mayores. La intencionalidad y la asociación con fines delictivos no es penada.

Quienes sean procesados por este tipo de acciones sufrirían “penitenciaría no menor de diez años ni mayor de veinte años”. Parece una medida severa, pero no lo es desde que se considera bajo el mismo rango de “perturbación de la tranquilidad pública”, delitos tan graves como “deterioro de edificios públicos o privados” y “afectar las relaciones internacionales o la seguridad del Estado”.

El Artículo 2º eleva la pena mínima a “no menor de doce años” cuando se trata de una “organización o banda” que “para lograr sus fines” utilice “como medio el delito del terrorismo”. Sin embargo, al igual que en el Artículo anterior, la organización terrorista lo es desde el momento que comete flagrantes actos terroristas, no antes.

Según el Decreto Legislativo Nº 46, sólo cuando un juez ha logrado sentar un precedente de culpabilidad ante un acto terrorista cuyos autores mediatos e inmediatos están identificados sin ápice de duda y bajo probada y confesada complicidad, puede hablarse con certeza de una agrupación que utiliza “como medio el delito del terrorismo”. 

El mismo Artículo considera actos efectivos de terrorismo organizado aquellos en los que hay “lesiones en personas o daños en bienes públicos o privados”. Esto subestima la gravedad de los delitos contra la integridad de las personas. No se puede equiparar el daño a la propiedad con las lesiones a ciudadanos por efecto de una bomba.

Este error incuba además un error mayor aún. No puede equipararse el daño a víctimas colaterales de un atentado con el intento de asesinato planificado contra una persona específica, sobre todo si representa a los poderes del Estado. La pena no puede ser igual para todos estos casos, así se introduzca la de “internamiento” (cadena perpetua) cuando hay pérdidas de vidas.

El Artículo 5º añade que los integrantes de “una organización o banda” que “contara entre sus medios con la utilización del terrorismo para el logro de sus fines” sufrirán cárcel “no menor de dos años ni mayor de cuatro años”. Indica luego que si es dirigente “la pena de penitenciaría no será menor de seis años ni mayor de doce años”. Esta posible carcelería está condicionada a la existencia de hechos delictivos de responsabilidad compartida debidamente probados. Sorprende en dicho Artículo que la pena sea igual para cualquier dirigente, sin precisar grados de responsabilidad. Lo lógico es que el dirigente máximo de una agrupación delictiva sufra una pena mayor.

Pero lo más sorprendente es que la pena a los dirigentes de una “organización o banda terrorista” es menor que la aplicada en el Artículo 4º a quien “proporcionare dinero, bienes, armas, municiones, explosivos u otras sustancias destructivas”. En este último caso la pena es “no menor de diez años ni mayor de quince”. Es un contrasentido si consideramos lo que significa integrar “una organización o banda” que tiene como estrategia la violencia indiscriminada. La pertenencia probada a dicha banda con un determinado nivel de mando es más que suficiente para establecer una corresponsabilidad con todos los delitos cometidos por el conjunto de sus integrantes.

La debilidad intrínseca del Decreto Legislativo Nº 46 reside en el carácter individualizado del delito por terrorismo y en la débil caracterización de la complicidad de la asociación comprometida con tales acciones. Se sanciona al grupo sólo cuando hay probada complicidad en ciertos actos concretos y  debidamente probados, lo cual es procesalmente difícil y engorroso. El ideario, la cadena de mando, la disciplina en torno a un plan subversivo no tienen el peso jurídico que deberían tener. Aún así, el Movadef es perfectamente tipificable de pro terrorista por defender en su conjunto y sin excepciones toda la actividad subversiva del PCP “Sendero Luminoso”, es decir, son apologistas de una trayectoria delictiva con hechos y nombres confirmados ante nuestros tribunales.

LIMITACIONES SOBRE INCITACIÓN Y APOLOGÍA DEL TERRORISMO

Los Artículos 6º y 7º del Decreto Legislativo Nº 46 consideran la “incitación” al terrorismo y la “apología” del terrorismo en forma insuficiente frente a la actividad real de los infractores terroristas. El Movadef cree posible cobijarse en sus considerandos para no ser considerado un grupo apologista del terror.

En efecto, el Artículo 6º considera que quien “mediante la imprenta, la radio, la televisión u otro medio” incitare a un número indeterminado de personas a cometer actos “que conforman el delito de terrorismo”, recibirá penitenciaría “no menor de cuatro años ni mayor de ocho”. A su vez, el Artículo 7º refiere que quien “públicamente hiciere la apología de un acto de terrorismo ya cometido” o de la persona que “hubiera sido condenada como su autor o cómplice” recibirá penitenciaría “no menor de tres años ni mayor de cinco años”.

Una vez más, el delito está circunscrito al acto terrorista ya realizado y probado y no a la pertenencia a la organización o banda. Además, circunscribe la “apología” a la defensa de un acto concreto realizado y no a la intencionalidad genérica derivada de una tesis ideológica específica. Finalmente considera delictivo solamente al “apologista” aislado y no a su grupo, cuando es desde el marco organizativo de la secta terrorista con sus jerarquías de mando y en el contexto de su ideario que se realiza la incitación y la apología a favor del terrorismo. Una vez más, es indispensable que en nuestra legislación se castigue con dureza la asociación delictiva pro terrorista y la autoría intelectual de los jefes con tanta severidad como se castiga a los operadores de rango y fila.

Pero estas limitaciones no pueden favorecer en modo alguno al Movadef desde que defiende la trayectoria completa del PCP “Sendero Luminoso”, el cual, entre 1980 y 1992, al igual que el no menos siniestro MRTA, dominó diarios y revistas diversos donde hacían incitación y apología del terrorismo defendiendo textualmente secuestros y atentados. Mientras el Movadef se declare defensor de dicha trayectoria y del ideario de violencia antisocial que la condujo, estará incurso en la apología del terrorismo.

LOS TERRORISTAS QUE NO SE QUEMARON LAS ALAS

Los vacíos del DL Nº 46 no sólo permitieron a los auténticos terroristas organizarse a nivel nacional evadiendo algunas medidas del Estado de Emergencia entre 1980 y 1990. Hubo también los que planeaban sumarse a la ofensiva terrorista pero se quedaron haciendo planes y discutiendo fechas para sus acciones. Hoy en día, pasado el tiempo, han intentado auparse al nuevo gobierno constitucional pero no lo han conseguido.

Por ejemplo, el “Partido Revolucionario Mariateguista”, luego llamado “PUM” (no es casual que el nombre suene como un disparo), surgido de la fusión de Vanguardia Revolucionaria de Javier Diez Canseco y Carlos Tapia con otros grupos, como el de Manuel Dammert Ego Aguirre (PCR “Clase Obrera”), adoptó una auténtica y explícita política de incitación y apología del terrorismo en su documento congresal de enero de 1983, publicada en su revista Debate Socialista, de libre venta en quioscos y librerías.

Allí, estos conocidos políticos afirmaban, entre otras cosas terribles, que “la estrategia revolucionaria en nuestro país demanda la acumulación de fuerzas en el terreno militar. La violencia revolucionaria es la respuesta a la violencia reaccionaria y por ello la organización militar es el instrumento esencial para la toma del poder” (p. 59), refiriéndose a su propio partido; y entre los acuerdos del Congreso partidario estaba claramente indicado “preparar personal, material y políticamente el brazo armado del PRM (Partido Revolucionario Mariateguista)” (p. 64).

Una agrupación como esta, así no haya realizado acciones terroristas, no debería tener derecho a disfrutar de libertades electorales porque representa la vocación de violencia y el desconocimiento del Estado de Derecho. En España, país que durante muchos años ha sufrido los atentados de la ETA, la organización terrorista de origen vasco, el Artículo 571 del Código Penal vigente desde 1995, define a los terroristas como “los que perteneciendo, actuando al servicio o colaborando con bandas armadas, organizaciones y grupos cuya finalidad sea la de subvertir el orden constitucional o alterar gravemente la paz pública cometan ataques […] que conlleven riesgo de lesiones o muerte”. Como podemos ver, no sólo se indica la vocación violenta. Tiene una importancia central el ideario anticonstitucional.

Lo fundamental en la lucha contra el terrorismo es catalogar a las organizaciones específicas que desarrollan estas estrategias como ajenas y contrarias al orden constitucional, mereciendo medidas legales punitivas especiales. El terrorismo es una de las expresiones más repudiables del delito organizado y no es, bajo ningún punto de vista, una fuerza social beligerante.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

El Partido-Escuela de Haya de la Torre. Por José Pimentel




 (Ponencia presentada en el ciclo “What’s APRA?” )

José Pimentel*

El discurso “Partido como taller y como escuela”, de Víctor Raúl Haya de la Torre, es el comentario a una directiva del comité nacional de acción sobre organización vertical, en el cual, se plantea un ideal de partido político. Esta directiva organiza la jerarquía del partido a manera de escalafón, en la cual, cada individuo tiene el deber de activar, puesto que se valora el aporte de todos. Este documento fue emitido el año 1934, siendo firmado por Víctor Raúl Haya de la Torre (Sec.Gnrl) y por Ramiro Prialé (Sec. Org.); fue puesto en práctica el mismo año bajo la aprobación de la militancia. Este discurso fue publicado en la revista “APRA” de argentina en 1935 y en su respectivo momento en el diario “La Tribuna”. Simultáneamente a la promulgación de la directiva, el P.A.P. pasó a la clandestinidad y Haya de la Torre al exilio. Pocas semanas antes, la Federación Aprista Juvenil se había fundado,conteniendo entre sus filas a Armando Villanueva, Andrés Towsend Ezcurra, entre otros insignes militantes. Cabe resaltar, que bajo esta misma directiva, el P.A.P. actuó cuando obtuvo la legalidad el año 1945, que duró hasta 1948.
Este discurso resalta la importancia de la existencia de una doctrina partidaria y no sólo una doctrina política. Y su militancia posee todo un pensamiento del por qué de sus normas. Exponiendose de esta manera que el aprismo es una filosofía y un método de acción y no solamente una fe ciega. Este método de organización política permite a los sectores no privilegiados una ruta mediante la cual puedan obtener no sólo libertad sino además desarrollo.
  
El autor reflexionando

“En el partido no hay más categorías que las que marcan el trabajo y la eficiencia”, por ende, el  partido debe preocuparse por sus integrantes y no ser meramente electoral o utilitarista. Así pues, el partido educa y capacita a sus militantes, trabajadores manuales  e intelectuales, bajo la dinámica de “el que sabe enseña y el que no sabe aprende”. Bajo esta dinámica el aprismo le debe dar un espacio al trabajo y a los trabajadores. De esta manera, el individuo --valor esencial de la sociedad-- tendrá la oportunidad de ser educado en habilidades que lo inserten en los planos politicos y economicos de la nación, creando además conciencia de sus derechos. Y así el individuo mediante la formación que el partido le brinda no solamente le provee de insumos morales sino tambien de capacidades técnicas.

Así como el partido hace mucho por sus militantes, los militantes tienen que contribuir fortaleciendo el partido en sus diferentes dimensiones. En este contexto esta calidad de militante sólo se logra cumpliendo ciertos requisitos como por ejemplo lo que el documento señalaba: ser seleccionado, ser puesto a prueba  en base a un periodo de formación y por último tener la aprobación de 2 o 3 militantes que lo avalen. A nivel organizativo  se reconocen 2 tipos de militancia: la funcional, en el que se establecían brigadas de trabajo de acuerdo a una especialidad; y la territorial, en la cual se asiste a un comité de base.  De este modo, la militancia podrá canalizar su esfuerzo y convertirla en energía eficiente y constructiva.

Además de los tipos de militancia, se hayan presentes en el discurso los 3 tipos de deberes para cada militante: el político, que se refiere a la disciplina interna; el sindical, cada militante debe pertenecer a un frente sindical o social; y el cultural, donde hay que enseñar y aprender.

 En conclusión, el partido del  pueblo tiene como única finalidad estar al servicio de los trabajadores manuales e intelectuales. Sorprende que en ningún punto de la directiva se refiera a campañas electorales como una finalidad del partido mientras que, en la actualidad, el único fin de las agrupaciones politicas, que se ponen la máscara de partidos politicos, es ganar espacios de poder para unos pocos privilegiados mediante las elecciones.

¡¡¡¡RECONSTRUYAMOS EL PARTIDO ESCUELA!!!!

*El autor es un joven militante aprista y estudiante de Derecho de la Pontificia Universidad Católica.