Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Carta al Soldado Chileno. Por Víctor Raúl Haya de la Torre -1925

Haya de la Torre con estudiantes amigas en la ciudad de Guatemala,
 frente al monumento a Bolívar, en 1925.
Poco antes de partir a Londres, donde escribió la presente carta.

CARTA AL SOLDADO CHILENO. Por Víctor Raúl Haya de la Torre - 1925


En el destierro, Londres, 1925[1]

Al soldado chileno:

No sería raro que las cuestiones de Tacna y Arica arrastrarán a una guerra sangrienta a los pueblos del Perú y Chile.

Como en 1879, los hijos del pueblo chileno –envenenados por la propaganda patriótica que hacen las oligarquías gobernantes– se lanzarían a asesinar a los hijos del pueblo del Perú, y entonces se repetirían crímenes y abusos como los que sufrió hace cuarenta años el pueblo del Perú, no los ricos sino los pobres de mi país.

Ustedes no vendrían a matar a los hombres responsables de una guerra. En la guerra anterior los hombres responsables escaparon y quedaron vivos y tranquilos, como el traidor Prado, Piérola y otros en el Perú, el dictador Daza y otros jefes en Bolivia. Ustedes vendrían a matar a millares a los pobres del Perú, al indio que sufre la opresión más inaudita desde hace cuatro siglos, al obrero explotado, al empleado, al campesino, al hombre de clase modesta que dejaría todo para ir a las filas de esta lucha.

¿Qué beneficio sacó el pueblo de Chile de la guerra del 79?

El salitre pasó de las manos de los ricos peruanos a las manos de los ricos chilenos. Los pobres de Chile que lucharon, mataron y murieron en la guerra quedaron tan pobres como antes. Yo he visto en Santiago, en 1922, veinte mil obreros sin trabajo de las salitreras de Tarapacá, desfilando por las calles pidiendo pan.


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