Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El periodo de las cien flores en la China de Mao. Por Luis Zaldívar


China es un país que ha sufrido extraordinariamente a lo largo de su historia. Por ejemplo, entre 1956 y 1957 el pueblo chino fue víctima de una de las peores represiones a la libertad de expresión , no tanto por la magnitud de la represión, sino por la malicia con la que fue conjurada.

En 1957 la dictadura de Mao Tse Tung se encontraba en uno de los momentos más difíciles de su historia, dado que el dictador chino estaba jugando un peligroso ajedrez político a nivel internacional por lograr el equilibrio con la Rusia comunista de Kruschef y trataba de consolidar su hegemonía de pensamiento sobre las voces disidentes dentro de China. Luego que Rusia se pronunció en contra del culto a la personalidad y la arbitrariedad del stalinismo[1], Mao decidió iniciar un periodo de permitir la autocrítica dentro de China, lanzando el slogan “Dejad que florezcan cien flores; dejad que cien escuelas del pensamiento compitan entre sí”.  Cientos de miles de chinos tomaron la palabra de Mao y empezaron a hacer públicas sus quejas a la dictadura maoísta, y al cabo de unos meses era obvio que Mao era la persona más odiada por el pueblo chino[2].

Las palabras de Mao a favor de la crítica no dejaban lugar a dudas. Por ejemplo, se refería a la política de apertura de al siguiente manera:

La política de "Que se abran cien Flores y que compitan cien escuelas" ofrece nuevas   garantías para el florecimiento de la ciencia y el arte. Si lo que usted escribe es correcto, no tiene por qué temer a la crítica y, a través del debate, puede aclarar aún más sus  correctos puntos de vista. Si, en cambio, lo que escribo es erróneo, la crítica puede ayudarle a corregir, y en eso no hay nada de malo.[3]

Sin embargo, las críticas al gobierno maoísta eran más fuertes de lo esperado por cualquier funcionario del gobierno chino. Hubo en ese periodo una breve libertad de prensa, por lo cual sabemos que en una carta un profesor de contabilidad llamado Yang shih-chan de 1957 publicada en Hankow Ch´ang Chiang Jih Pao el 17 de Mayo de 1957, éste informa a los funcionarios de la dictadura que durante los actos de represión de la reforma social unos años atrás “ innumerables intelectuales han preferido morir arrojándose desde lo alto de los edificios...los ancianos no tuvieron escapatoria, y no hubo piedad para las mujeres encinta”. El diario Kuang Ming del 26 de mayo de 1957 reportaba que la Universidad de Pekin habían levantado un “muro democrático” en contra de las prácticas dictatoriales del buró maoísta. Aunque la mayoría de las informaciones sobre las revueltas ocurridas en todo el país fueron luego destruidas, se sabe que cuando Mao decidió echarse para atrás en cuanto a la libertad de expresión, al menos tres millones de soldados fueron necesitados para reprimir a la población[4]


Al darse cuenta de la cantidad de miembros del Partido Comunista que estaban en contra de sus decisiones, Mao anunció el 25  de mayo de 1957  que no permitiría más críticas fundamentales. Sin embargo, durante ese tiempo había utilizado a  funcionarios del maoísmo vestidos de civil para infiltrarse en la población y poder nombrar a quienes eran críticos del gobierno. En julio de 1957, ya se habían detectado 1 300 000 “contrarevolucionarios”, de los cuales nunca sabremos cuántos fueron ejecutados, aunque sí se puede afirmar que en el caso de los estudiantes de un instituto superior en Hanyang, éstos fueron asesinados públicamente[5], por lo que sólo podemos asumir que los militantes del partido corrieron la misma suerte, o tal vez una tortura aún más penosa.

La represión contra librepensadores sólo se acentuó desde la represión de las “Cien Flores”, acrecentándose durante el periodo de barbarie mal llamado “revolución cultural” de fines de los 60´s. El intolerante y represivo Mao empezó a afirmar que en China “siempre ha existido en los círculos literarios y artísticos una línea negra antipartido y antisocialista… (que) es la unión de las ideas burguesas y revisionistas contemporáneas”[6], y estableció hasta nuestros días la idea que el arte debe estar sujetado a las idas políticas de un sistema centralizado de partido único o de lo contrario es una puerta abierta para que la “antigua burguesía” tome el  poder.

Muchísimo ha cambiado en China desde que el cruel y opresor Mao murió y sus seguidores se enfrascaron en una feroz lucha por el poder, pero la represión a librepensadores se ha mantenido latente, logrando su mayor repercusión internacional en la masacre de Tianamen de 1989, hecho que el gobierno chino hoy por hoy no permite siquiera buscar en internet[7]

No se puede entender China sin entender su pasado y las reformas que se han dispuesto en las últimas décadas, a ello le dedicaré un segundo artículo.




[1] Nikita Khrushchev. Informe Secreto al XX Congreso del PCUS  25 de febrero de 1956. Accedido en diciembre 2012 en http://www.marxists.org/espanol/khrushchev/1956/febrero25.htm
[2] Paloczi Horvart, G. 1972. Mao Tse Tung. Noguer. P:277
[3] http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Mao(SP)/SPW57s.html
[4] Paloczi Horvart, G. 1972. Mao Tse Tung. Noguer. P: 292
[5]Paloczi Horvart, G. 1972. Mao Tse Tung. Noguer. P:277 300
[6] K.H.Fan. 1968. La revolución cultural china. Ediciones Era: p:
[7] http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/04/internacional/1338793398.html

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