Nosotros no empleamos la democracia como paso o compás de espera para el socialismo o el comunismo; para nosotros, la democracia es una meta en sí. No queremos pan sin libertad como en Rusia. O libertad sin pan como en otras partes. Queremos ambas cosas. No queremos arrebatar la riqueza a los ricos para dársela a los pobres; lo que perseguimos es crear nuevas riquezas para aquellos que no tienen ninguna. No queremos dictadores desde arriba, como en el fascismo, ni dictadores desde abajo como en el comunismo.

Víctor Raúl Haya de la Torre, entrevista con el periodista Harry Hirschfeld, 23 de abril de 1946.

sábado, 15 de marzo de 2014

Yo también me llamo Indoamérica. Por Katherine Castro


Muy orgullosos, les presentamos un artículo preparado por la talentosa joven intelectual Katherine Castro, ponente en la tercera sesión de What´s APRA, , respecto a la nomenclatura de Indoamérica. ¡Surgen nuevas pensadoras!

YO TAMBIÉN ME LLAMO INDOAMÉRICA

Katherine Castro

Ponencia presentada a la Tercera Sesión del Módulo 1 de What’s APRA: “Aprismo e Indoamericanismo”.

*****

Y me pregunto: ¿Cuántas veces hemos dicho llamarnos latinoamericanos? Sin ni siquiera tener el pleno conocimiento de lo que la palabra implica. Y cuántas veces durante las clases de colegio hemos usado términos como: Iberoamérica, Hispanoamérica, Latinoamérica y hasta tal vez raramente Panamérica. Términos usados frecuentemente sin ni siquiera habernos tomado el tiempo de “averiguar” qué hay detrás de cada uno. Al hacerlo nos daremos cuenta que no son meras nominaciones porque detrás de cada palabra hay una razón histórica, étnica, espiritual y política. Y es que no se trata de una disputa de palabras sino de un esfuerzo por esclarecer conceptos mediante el análisis.

Víctor Raúl Haya de la Torre nos muestra una interesante propuesta, ante la discutida problemática que ha tenido nuestro continente en cuanto al nombre que en justicia le pertenece, partiendo de lo que es Integración Continental y es así como lo llama INDOAMÉRICA.

Pero, ¿qué sucede con los otros términos que se nos han adjudicado a lo largo del tiempo? Pues bien, a continuación sabremos por qué debemos diferir de aquellos identificando detrás de cada uno las distintas concepciones:


Hispano o Iberoamérica. Ambos preconizan la prevalencia de España y Portugal, proponiendo lo Ibérico como tradición y como norma,  y eso nos hace recordar que nuestra historia no comienza con la conquista europea del s. XVI. Además son denominaciones excluyentes de países como Haití, las Guyanas y diversas islas caribeñas, donde se habla inglés, francés y hasta holandés. Por tanto, ambos términos son sinónimo de Colonia y tienen significados preteristas ya anacrónicos.

Panamérica y su derivado Panamericanismo. Ha sido en su origen la expresión de la política de la “Diplomacia del dólar”, sepultada por la política del “buen vecino”- presidida por Franklin D. Roosevelt –que tuvo su época y su auge y que debe ser reemplazado por algo más democrático y eficiente– y que proviene de los esfuerzos afanosos de hacer que nos confundamos dentro del  gran Imperio americano del Norte. Vemos pues que Panamericanismo es confusionista, que infiere tutoría y desequilibrio basado en el desdén de los fuertes y el resentimiento de los débiles. Por tanto Panamérica es igual a Imperialismo.

Latinoamérica. Es un término más amplio y más moderno que corresponde al siglo XIX, Es “más inclusivo” por abarcar lo español, lo portugués y hasta lo francés. Lo “latino”, además, es referido para los que hablan lenguas romances –derivadas de la fusión con el latín del antiguo imperio romano–, y sería ilógico pensar que los indígenas y los afroamericanos sean de origen latino. Alude también al tronco latino de las razas ibéricas y lenguas castellana y portuguesa; al mismo tiempo reconoce la influencia espiritual de la cultura renacentista –particularmente francesa– tomando en cuenta también el valor jurídico y político de las teorías democráticas, inspiradas en la Revolución francesa, que dieron rumbo a la victoria republicana de la Independencia.

En cambio INDOAMÉRICA no sólo es cuestión de semántica circunscrita sino también de historia, por ello su elevada interpretación política es sencillamente una: semántica histórica. La primera objeción que tuvo fue el argumento de que los indios puros son minoría en nuestro continente, sin embargo, lo que no entendían es que Indoamérica es considerada como un todo por tanto lo indio es mayoritario porque no se trata del indio puro en exclusividad sino también del mestizo.

Entendamos sin ligerezas que hablamos de un término panorámico, más amplio, porque entra más hondamente en la trayectoria de nuestros pueblos. Comprende así la Prehistoria, lo indio, lo ibérico, lo latino, lo negro, lo mestizo y por qué no decirlo: somos esa “raza cósmica” de la que nos hablaba José Vasconcelos, refiriéndose al mestizaje que representamos muy flagrantemente; porque somos, al fin y al cabo, una aglomeración de todas las razas sin distinción alguna que buscan construir una civilización digna de un destino común de la humanidad entera.

Indoamérica viene a ser un nombre de reivindicación de lo que somos verdaderamente, es una afirmación emancipadora que busca una definición nacional. Por tanto que no nos cause vergüenza llamarnos indoamericanos, porque lo somos: “Reconozcamos que en el corazón del continente, como en el corazón de cada uno de sus habitantes, está lo Indio y ha de influir en nosotros aunque se perdiera en la epidermis y el sol se negara a retostarla”, decía afanosamente Haya de la Torre.

El papel de nosotros será entonces velar por aquel pensamiento vivo y vigente que nos atribuye esa enorme responsabilidad de difundir el significado de lo nuestro, de lo que nos pertenece por inherencia: Un amor y profundo respeto a nuestra Patria Grande que lleva consigo múltiples matices de pieles, de costumbres, de folclore, de vivencias, de nuestro día a día; a los cuales debemos actuar sin carecer de conciencia indoamericana e integracionista por un bien tuyo, un bien mío, un bien de todos.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Revista PRESENTE N°1, Año 1 (7-12-1956)

Revista PRESENTE N°1, Año 1 (7 Dic. 1956)

Presentación por Hernán Hurtado

PRESENTE es una revista semanal que apareció el 7 de diciembre de 1956 hasta agosto de 1968, es decir, fue prensa que nació en democracia y solo vio el ocaso con la supresión de libertades tras el golpe militar de Velasco.

Los directores fundadores, Armando Villanueva y Humberto Silva Solís le impregnaron un amplio sentido periodístico, a pesar de su filiación ideológica la apuesta de esta empresa no escatimó en pluralidad. Andres Towsend[1] conoció del proyecto y desde la distancia participó y se le nominó también como director fundador.

En este primero número PRESENTE ofrece una sustancial postal periodística alternativa en contraposición a los semanarios de la época como “1956”[2]. El lector podrá apreciar el espíritu fresco de quien recupera la libertad de expresión y el estilo particular de involucrar a los actores políticos como tales, sin medias tintas ni ambages.

La naturaleza de la Convivencia no significó un cheque en blanco del Partido Aprista para con Prado, sino que jugó un rol de fiscalización y oposición constructiva desde cuanto espacio se tuviese ganado y a cinco meses del gobierno de Prado en esta edición se puede observar la conducta y la línea del aprismo para llamarle la atención al gobernante. Del mismo modo, en política internacional, el desarrollo del movimiento previo a la Revolución Cubana y la resistencia húngara sobreviviente de una aguda crisis.  









[1] En ese momento representante del Perú ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
[2] Dirigida por Genaro Carnero Checa y el nombre de la Revista cambiaba según el año (1957, 1958, 1959…)

sábado, 7 de diciembre de 2013

DISCURSO ANTE EL PROCESO ELECTORAL. Víctor Raúl Haya de la Torre 8-12-1931

Aproximación al Contexto del proceso electoral de 1931
Por Hernán Hurtado

El proceso electoral de 1931 tuvo dos  fuerzas políticas protagonistas, el Partido Aprista Peruano (PAP) y la Unión Revolucionaria (UR), lideradas por Víctor Raúl Haya de la Torre y Luis Miguel Sánchez Cerro respectivamente.

Haya de la Torre es proclamado candidato presidencial del Apra el 23 de febrero 1931, pero recién regresa al Perú, luego de 8 años en el destierro, el 12 de julio 1931. Acude al I Congreso del PAP (20 de agosto 1931) de donde se discute y recoge el primer programa del Apra. Luego pronuncia en la Plaza de Acho de Lima el célebre «Discurso-programa» (23 de agosto 1931). El PAP denuncia fraude electoral en octubre de 1931.

El fraude electoral orquestado por la oligarquía y huestes reaccionarias le dieron la presidencia a Sánchez Cerro y empezaría el período de los 16 meses de tiranía y el primer capítulo de masacres apristas.

El 8 de diciembre Haya de la Torre es recibido en Trujillo por un multitudinario mitin. El discurso pronunciado aquella tarde bautizado como “profético” tuvo como objeto promover la organización y la acción. Más allá del encuentro lirico del militante, la voz de orden apuntó a definir la fortaleza de la organización política frente a la historia. El lenguaje se rige por ser optimista, infatigable y vencedor. Es un mensaje de inicio de la victoria en el tiempo y una denuncia categórica a los oportunistas y claudicantes.


DISCURSO ANTE EL PROCESO ELECTORAL[1]. Por Víctor Raúl Haya de la TorreTrujillo 8 de diciembre de 1931


Compañeros:

Este no es un día triste para nosotros, es el día inicial de una etapa de prueba para el Partido. Vamos a probar, una vez más, en el crisol de una realidad dolorosa quizá, la consistencia de nuestra organización, la fe en nuestras conciencias y la sagrada perennidad de nuestra causa.

Quien en esta hora de inquietud, de sombrías expectativas inmediatas para nosotros, se sienta acobardado o sin fortaleza, no es aprista. Nosotros no queremos en el Partido apristas que duden de su causa o duden de sí mismos en los momentos de peligro. Nosotros no queremos cobardes. No queremos traidores. Y ser traidor en esta hora, es no sólo ser el Judas que nos vende, sino el cobarde que da paso atrás. Para uno y otro no hay lugar en nuestras filas. Aunque el Partido quedara reducido a lo que fue durante la tiranía de Leguía, nuestro deber nos impone eliminar despiadadamente a todo aquel que atemorizado por la victoria fugaz del fraude y de la usurpación crea que estamos perdidos.

¡No estamos perdidos!... Yo afirmo que estamos más fuertes que nunca. Porque gobernar no es mandar, no es abusar, no es convertir el poder en tablado de todas las pasiones inferiores, en instrumento de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir. Y eso no lo harán jamás quienes van al poder sin título moral, quienes carecen de la honradez de una inspiración superior, quienes capturan el Estado como botín de revancha. Ellos mandarán, pero nosotros seguiremos gobernando. Porque nosotros continuamos educando, organizando y dando ejemplo, vale decir, nosotros continuamos redimiendo. Quienes han creído que la única misión del aprismo era llegar a Palacio, están equivocados. A Palacio llega cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista con fusiles. Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo no se llega ni con oro ni con fusiles. A la conciencia del pueblo se llega, como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio... ¡Sólo cuando se llega al pueblo se gobierna: desde abajo o desde arriba! Y el aprismo ha arraigado en la conciencia del pueblo. Por eso, mientras los que conquistaron el mando con el oro o con el fusil crean mandar desde Palacio, nosotros continuaremos gobernando desde el pueblo.

La fuerza que da el mando, al servicio de la injusticia, de los apetitos de venganza, sólo es tiranía. Por la fuerza no se nos reducirá. Correrá más sangre aprista, nuestro martirologio aumentará su lista inmortal, el terror reiniciará su tarea oprobiosa, pero el aprismo ahondará cada vez más en la conciencia del pueblo. La bandera de nuestra causa agitará siempre más alta y más firme su idealidad de justicia. Y cumplida esta etapa de nueva prueba, insurgiremos con la omnipotencia de los invictos y demostraremos que las grandes causas no perecen por el miedo.

¿Esperar?... Sí, esperar, pero no esperar en el descanso, en la pasividad, en la falsa expectativa del que aguarda que las cosas vengan solas. Esperar en la acción, esperar con la convicción total de que los rumbos del destino los señalaremos nosotros. Sólo nuestra resolución de vencer nos dará la victoria final y ahora, más que nunca, debemos estar resueltos a vencer. La voluntad y sólo la voluntad es el timón de nuestro destino.

Yo también esperé ocho años, en la persecución, en la prisión y en el destierro. Ocho años de soledad que fueron ocho años de determinación indeclinable. Muchas veces estuve solo. Muchas veces supe de la tremenda realidad de la incomprensión y del olvido. Pero no desmayé nunca. La decisión de vencer, detenida por todos los obstáculos, no me abandonó un solo día. Me había propuesto que el Partido surgiera vencedor del olvido, de la ignorancia, del pavor, de la desorganización. Y el Partido insurgió poderoso. Mis ocho años de lucha estaban ganados. El aprismo es hijo de la voluntad que encarnó en el dolor de un pueblo, engendrando en él una fuerza orgánica y poderosa que habría de servirle de instrumento vital para alcanzar la justicia.

Desde entonces no he abandonado mi puesto: ¡no lo abandonaré nunca! Sabiendo que el aprismo como religión de justicia, como credo de libertad, es causa de acción, de lucha, de rebeldía, de batalla tenaz y perenne, no me asustan las adversidades cotizables. Más me asustarían las victorias fáciles porque podrían enervarnos. Ganar obstáculos, aprovechar con optimismo de todas las experiencias por duras que ellas sean, es cumplir la obra de superación que el aprismo necesita para hacerse digno de la gran victoria. Por eso, contemplo serenamente la iniciación de este nuevo período de prueba que hoy se anuncia. Con la curiosidad del padre o del inventor que quiere probar al hijo o la obra al embate de todas las resistencias, yo quiero ver al Partido soportando y venciendo en esta etapa dolorosa pero quizá necesaria para definir su fortaleza. Quiero que después de este duro examen, en el que vamos a probar nuestra fe, nuestra energía, nuestro espíritu revolucionario, nuestra indesmayable decisión de constructores del nuevo Perú, volvamos a encontrarnos limpios y dignos los unos de los otros. ¡Porque a quien quiera que se amedrente, jefe o militante, le llamaremos cobarde; y a quien quiera que claudique, jefe o militante, le llamaremos traidor!

Compañeros:

Hoy comienza para los apristas un nuevo capítulo de la historia del Partido. Las páginas de gloria o de vergüenza las escribiremos nosotros con sangre o con lodo. Hasta hoy, nada tenemos de qué sonrojarnos. Hemos dado ejemplo y si hemos perdido temporalmente, esta pérdida nos enorgullece porque ella implica para el aprismo la más alta y más hermosa victoria moral que haya inscrito partido alguno en la historia política del país. Declaro con orgullo que los apristas han respondido con admirable unanimidad al espíritu del Partido, a la consigna elevada de su gran programa. ¡Continuemos así! La unidad del Partido, la disciplina del Partido, la fe del Partido, no han perdido hasta hoy nada de su vigor o de su elevación. De hoy en adelante, la tarea será más difícil. Las vacaciones semidemocráticas que impuso nuestra fuerza han terminado. El Perú vuelve desde ahora al imperio del despotismo. Nosotros hemos ganado una organización cohesionada y formidable. Nuestro deber, nuestro gran imperativo, es seguir siempre adelante.

Somos el Partido del pueblo y la causa del pueblo vencerá. Yo estaré en mi puesto hasta el fin. Espero que cada uno de los apristas no abandone el suyo. Así, pasados los días siniestros que aguardan al Perú, resurgirá nuestra obra, todopoderosa. Entonces, los que ahora den paso atrás o nos vuelvan la espalda, llegarán tarde si intentan regresar. Porque el aprismo, que es justicia, que es redención, que es pureza y es sacrificio, rechaza a los claudicantes y a los oportunistas, a los que en las horas de buena expectativa nos brindaron su ayuda para abandonarnos después. Ahora más que nunca defendamos la unidad del Partido y ahora más que nunca seamos severos con nosotros mismos.

Con la alegría profunda de los luchadores fuertes, con la convicción de nuestra gran causa, con la decisión de vencer, seguimos adelante. Seamos dignos del pueblo y hagamos que el pueblo sea digno de nosotros. ¡Sólo el Aprismo salvará al Perú!



[1] Haya de la Torre, Víctor Raúl, Obras completas, tomo 5, págs. 87-90. Librería Editorial Juan Mejía
Baca, Lima, 3ª ed., 1984.

martes, 26 de noviembre de 2013

Región Lima Provincias: por una agenda para el desarrollo. Por Javier Ivan Arenas

Se van a cumplir doce años desde que nacimos como una región.  Desde el principio fuimos y (probablemente siempre seremos) una región sui géneris. Nacimos por la voluntad popular, expresión tranquila de que a veces la democracia funciona a fuerza de  movilizaciones. Somos también una región sin nombre. ¿Limaprovincianos? ¿Provincianos de Lima? ¿Qué somos?.

Podemos ser, lo que el libro de Robert Kaplan llama una “venganza de la geografía”. Una región atravesada como un cuchillo por Lima, la capital; y por lo tanto bipolar. Con dos ejes comerciales, culturales y económicos claros, Huacho en el norte y Cañete en el sur. Alguna vez De Gaulle le señaló a Nasser que Egipto tendría siempre una política árabe y una africana. Casi del mismo modo, nuestra región está condenada a tener dos políticas; la del sur que abarca  además de Cañete a Yauyos, Canta y Huarochirí  y la del norte a Huaural, Barranca, Cajatambo, Oyón y por supuesto a Huaura.

Nuestro territorio tiene una extensión de  32.126,44kilómetros cuadrados, o un 2.5% del territorio de la república. Si se quiere poner en perspectiva somos casi del mismo tamaño que Taiwán, un tigre del Asia. Nuestra población es de 861. 985 habitantes. 27 personas por kilómetro cuadrado. La tasa de analfabetismo es baja con respecto al promedio nacional; solo un 4.7%. Pero somos también sierra y ésta concentra (como en otras regiones)  la mayor cantidad de pobreza y pobreza extrema; Cajatambo, Yauyos y Oyón superan el 30% y 8% respectivamente.  


¿Cuáles son las oportunidades para convertirnos en una región próspera, donde el crecimiento se traduzca en desarrollo? La primera probablemente sea Lima como capital, nuestra cercanía nos da una ventaja comparativa frente a otras regiones. Y Lima es ya  la primera ciudad que tiene una clase media emergente, nueva, (chola si se quiere) y  pujante que demanda servicios cada vez más caros y eficientes. Por lo tanto el turismo es otra gran oportunidad. La tercera es que somos una región joven. El 37% de nuestra población está entre 19 – 25 años, lo que nos da un bono demográfico para el sector productivo. La tercera es que estamos mejor conectados entre las ciudades de provincias que el promedio nacional (aunque solo el 24% de la red vial está asfaltada) sin embargo la debilidad recae en la poca inversión pública para la construcción y mejoramiento de una red de caminos rurales, siendo estas zonas donde se concentran la pobreza y el minifundio. La otra oportunidad, la cuarta, es que somos todavía, a pesar del gran boom inmobiliario,  una región agrícola con once cuencas hidrográficas y con capacidad para ampliar la frontera agrícola; ¿qué hace falta? riego tecnificado. La quinta es que, aunque suene extraño decirlo,  somos una región minera y con pocos conflictos sociales por recursos básicos. La sexta, aunque según parece no ha sido rentable, es la carretera IIRSA que se construyó con la promesa de integrarnos al Brasil y todo indica que será lenta.       

Sin embargo hay una condición necesaria para que estas oportunidades comparativas devengan en competitivas y por ende en desarrollo y está en el juego de la política. En ese excelente libro escrito por James Robinson y Daron Acemoglú (¿Por qué fracasan las naciones?  Deusto 2012) la política se convierte en el marco institucional para el desarrollo y el progreso. La construcción del desarrollo equivale al diseño de instituciones que sean inclusivas y no extractivas, donde se entiende que el  poder sea trasladado a los ciudadanos a través de instituciones que den incentivos para liberar la fuerzas productivas.  Pero la política necesita de un “software”, de “mediano y largo plazo”, es decir de una agenda de políticas públicas programáticas que trascienda el tiempo y  convertirnos en una región competitiva, y eso equivale también a olvidarnos del populismo inmediatista.

En 1845 el periodista John L. O´sullivan en un artículo para el Democratic Review escribió una frase que recogía el carácter y sentimiento del pueblo americano. No se sabe exactamente si fue el inventor de la frase de “destino manifiesto” pero sí el contenido de tal: la creencia de Estados Unidos de expandirse hacia el Atlántico por el “derecho (…) a poseer todo el continente que nos ha dado la providencia para desarrollar nuestro gran cometido de libertad, y autogobierno”. El destino manifiesto fue ante todo un conjunto de lineamientos programáticos, de ideas políticas. ¿Cuál es el “destino manifiesto” de nuestra región?  No la tenemos. Y esta es la gran oportunidad para construir  una “agenda para el desarrollo”, una visión de largo plazo, un “destino manifiesto” autóctono.   

Hay ciertos momentos en el que la historia se vuelve como una “plastilina”; se la puede transformar,  acaso moldearla para que el crecimiento se convierta en desarrollo y por ende en calidad de vida. En el institucionalismo histórico a esos momentos se les llaman “critical junctures” o “coyunturas críticas” donde confluyen oportunidades externas y fuerzas internas y para aprovechar esas coyunturas críticas necesitamos de la política y el liderazgo capaz de hacerlo realidad.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La verdad enredada. Agustín Haya de la Torre

Presentamos el ensayo de Agustín Haya de la Torre sobre las inconsecuencias y límites del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Importante lectura para un balance crítico del informe

jueves, 3 de octubre de 2013

¿QUÉ PASÓ CON LA REVOLUCIÓN APRISTA DE 1948? Por Hernán Hurtado

Teniente Juan Manuel Ontaneda Meyer
dos meses antes de la revolución

¿QUÉ PASÓ CON LA REVOLUCIÓN APRISTA DE 1948? Por Hernán Hurtado

Presentamos dos doscumentos relacionados a la revolución aprista del 3 de octubre de 1948. Primero, el ojoizquierdista Hernán Hurtado presenta una investigación sobre los hechos con datos y fotos exclusivas en el mundo virtual.

Hasta la fecha no tenemos un balance final de estos acontecimientos. Siguen esgrimiéndose argumentos a favor y en contra de dos tesis: 1. Que fue un levantamiento cívico-militar de simpatizantes apristas sin participación directa y conocimiento de Haya de la Torre y los líderes del Partido y 2. Que la jefatura y en general la alta dirección del PAP tenía pleno conocimiento de la organización del movimiento, dio la orden de actuar y luego se retractó sin poder contener a los insurrectos, optando finalmente por negar su participación "lavándose las manos".

Siguen difundiéndose argumentos dispares abismalmente. Lo cierto es que hubo un apresuramiento de los insurrectos que no permitió a todas las partes comprometidas coordinar adecuadamente. No podemos saber en forma terminante si hubo una "contraorden" difundida por un "joven vestido de negro", como asegura Víctor Villanueva, lo que es indudable es que hubo una "orden prematura" que encontró desprevenidos a muchos dirigentes y militantes apristas.








Además, presentamos en primicia el testimonio Vivencias Revolucionarias de Manuel Ontaneda, editado por Percy Murillo y Roy Soto Rivera.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Haya Republicano. Por Alan Salinas

Alberto Vergara, en su reciente publicación “Ciudadanos sin República. ¿Cómo sobrevivir en la jungla
política peruana”, nos dice que en el Perú  del siglo XX no tuvimos experiencias republicanas ni  proyectos intelectuales republicanos. Nos cuenta que “…la mitad del tiempo fuimos gobernados por las Fuerzas Armadas. Los pocos intermedios democráticos desembocaron en el desgobierno…”. En lo intelectual, “…el vocabulario de la revolución y la clase ajustició al de las instituciones y el ciudadano…”. De las frases citadas por Vergara, en la primera le doy la razón. En lo que se refiere a proyectos intelectuales republicanos,  creo que  se equivoca, porque solo piensa en los intelectuales de izquierda que optaron por reflexionar el país criticando a la democracia. Pero se olvida en su análisis de los proyectos de país y de ciudadano de Haya de la Torre. Es así que en este artículo urge levantar la voz sobre el espíritu republicano de uno de los representantes más importantes en la historia política e intelectual peruana.

Escribir sobre el líder-fundador del partido aprista implica reflexionar sobre su contribución a la construcción de la república en el país en el siglo XX y sobre su trayectoria política. Ideas y persona relacionadas entre sí. Que si bien sigue siendo el proyecto republicano inconcluso, éste no está exento de sus avances, donde Haya de la Torre tuvo un rol protagónico. Fue un intelectual comprometido con su país. 

Octavio Paz, nos dice en  “El laberinto de la soledad”, : “…En Europa y Estados Unidos el intelectual ha sido desplazado del poder, vive en el exilio y su influencia lo ejerce fuera del ámbito del Estado. Su misión principal es la crítica; en México, la acción política…”[1]. Esta cita de Paz nos revela que, a diferencia de otras latitudes del mundo occidental, en el caso mexicano –y por extensión, el caso latinoamericano- la reflexión y la política se combinan, se vuelve un híbrido. Una de las máximas de Haya de la Torre nos refleja eso: “El principio está en la acción”. En ese sentido, los asuntos públicos se discuten desde la acción política.

Lo expuesto líneas arriba implican preguntarnos: ¿Qué es una república? “…Es una forma de organizar el poder donde se prioriza el autogobierno por parte de los ciudadanos. El autogobierno en el mundo contemporáneo se asegura por la existencia de unas instituciones representativas legítimas que median entre Estado y Sociedad y que intentan asegurar que el poder resida en última instancia en los ciudadanos…”, nos dice el politólogo Alberto Vergara en una entrevista reciente [2]. Carmen Mc Evoy precisa, en otra entrevista [3],  a la república como un proyecto nacional.

Dos ideas relevantes de estos autores saltan a la vista: “Autogobierno” y “Proyecto nacional”. Sobre la contribución reflexiva y de acción política de Haya de la Torre es extensa, y se puede revisar  “Política Aprista”, “El Antiimperialismo y el Apra”, “Mensaje a la Europa Nórdica”, entre otros textos. ¿Qué aportó en ellos? A diferencia de los intelectuales de la izquierda marxista, algo esencial para la forma de autogobierno democrático y de país: Los derechos sociales sumados a los derechos políticos, tales como la  libertad de organizarse, de expresarse, de insurgencia en casos de recorte de libertades y de asilo político, entre otros. ¡Pan con libertad! nos dice un cartel en la Casa del Pueblo. Asimismo, reflexionó y buscó la unidad nacional para poder enfrentar política y económicamente a otras potencias mundiales, como EE.UU. por ejemplo.
ello,

Veamos algunos pasajes de nuestra historia para comprender lo que líneas arriba Octavio Paz nos dice sobre el intelectual comprometido. De 1932 a 1933, Haya de la Torre sufrió prisión acusado de instigar al pueblo a la insurgencia popular contra el gobierno dictatorial de Sánchez Cerro. De 1945 a 1948, así como de 1956 a 1962, auspició aperturas democráticas. De 1949 a 1954, protagonizó una exitosa defensa del derecho de asilo desde la embajada de Colombia en Lima. Y en 1962 dio un ejemplo de hidalguía al renunciar a la posibilidad de acceder a la presidencia  de la República para evitar una interrupción de la democracia.

Pero cabe resaltar que desde una reflexión realista, Haya de la Torre nos advierte algo sobre esta
forma de autorganización. En una conferencia de octubre de 1945 [4], el líder aprista, citando a Platón, nos dice que: “…El riesgo de la ruina de las democracias puede ser el exceso de amor a su supremo bien”. “¿Cuál es? -le pregunta el interlocutor-“. “La libertad -le dice-, porque si se abusa de ella la democracia engendrará la tiranía”. En ese sentido, la preocupación constante de Haya de la Torre no fue exclusivamente reflexionar y luchar políticamente por la libertad y la justicia, y luego quedarnos ahí. No. El va más allá. Nos advierte también que debemos fomentar una cultura democrática responsable. En su tiempo, el partido-escuela fue el instrumento para generarlo. Educar al soberano lo llamo John Locke. Es ahí donde uno puede ver que el fin último fue el ciudadano. No fue nada fácil. Supo que el ideal republicano tuvo un camino empedrado de dificultades. En una sociedad política proclive al dominio de los señores de linaje, el pensó y actuó sigilosamente para alcanzar el ideal republicano. La Constitución de 1979 fue su expresión máxima.

Por otro lado, Haya de la Torre pensó también que la libertad del ciudadano no estaba garantizada per se en el principio. Había que mirar y compatibilizarla con los cambios tecnológicos y mundiales de la máquina [5]. Nuevamente, la realidad que muchos de nuestros intelectuales olvidan. Porque eso también nos hace libres. A medida que la industria de la máquina avanza, el hombre se aleja de su condición de dependiente. Estos cambios en la dinámica mundial nos generan una interpretación social y política del ideal republicano. Y en eso, sí se avanzó también.

Para terminar, Haya de la Torre nos ha legado la vasta reflexión  de un intelectual comprometido con el ideal republicano. Nos ha mostrado a través de su biografía que dichos  caminos  no son nada fáciles. Y  la crítica feroz de ese entonces, ya no es tal hoy en día. Casi la inmensa mayoría de peruanos abrazan las ideas de justicia social en democracia. La idea de unidad nacional, y no de clase, para fomentar un proyecto de país. Así como el de “no quitar la riqueza al que lo tiene; sino fomentarla para el que no la tiene”. Todo lo cual es bueno recordarselo al politólogo Alberto Vergara.

NOTAS:

1. Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, Post data, Vuelta a El laberinto de la Soledad. 3era. edición. México. Fondo de Cultura Económica. 1999.
2. Para mayor detalle, véase el siguiente link: http://laprensa.pe/actualidad/noticia-alberto-vergara-alejandro-toledo-irse-politica-y-evitar-terminar-como-pillo-12706
3. Sobre la entrevista a Carmen Mc Evoy, ver aquí: http://laprensa.pe/espectaculos/noticia-carmen-mc-evoy-solo-apagamos-incendios-y-no-pensamos-que-queremos-peru-50-anos-12102
4. Haya de la Torre, Victor Raúl. “El Gran Desafío de la Democracia, 1945”. En Pensadores de la República. Ideas y propuestas vigentes para el Perú del siglo XXI. CEPLAN. Junio, 2011.

5. Ibid.